El presidente Charles Michel anunció este viernes 25 de marzo que Bélgica enviará cazas F-16 a Siria para bombardear al Estado Islámico. Este anuncio del presidente belga fue realizado en presencia del secretario de Estado de EE.UU. John Kerry, que viajó a Bruselas para "mostrar la solidaridad y el apoyo del pueblo estadounidense" tras los atentados del 22 de marzo. El parlamento de Bélgica comenzó a debatir a principios de este mes si el gobierno debía o no extender el envío de sus cazas a Siria, cuyas operaciones estaban limitadas a Irak, a petición de Estados Unidos con el fin de reforzar la "lucha internacional contra ISIS". (El Confidencial, 25/3/2016)
Todo trascurre según lo previsto, como decía en mi último articulo sobre los atentados de Bruselas [1]. Bélgica sigue los pasos de Francia tras los atentados de París en noviembre de 2015, es decir, utilizar los atentados yihadistas como excusa para intervenir directamente en Siria bajo las órdenes de Washington. Esta previsible decisión, sin embargo, resulta de un cinismo inaguantable por parte del gobierno belga y de la OTAN en general.
Si la solución al terrorismo internacional pasara por bombardear los países de origen de los terroristas, el ejército belga y la OTAN deberían comenzar por bombardear su propio país, y más concretamente el barrio de Molenbeek, que era el lugar de donde procedían los terroristas del 22M en Bruselas y algunos de los terroristas que atentaron anteriormente en Francia en 2015 (El País, 1/1/2016). Es Europa la que exporta más terroristas de los que importa, tal y como reconoció la alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini. Las cifras más conservadoras señalan que más de 5.000 ciudadanos europeos viajaron a Siria desde 2011 para unirse a los grupos terroristas como el Estado Islámico o el Frente al-Nusra, entre otros (TeleSur, 9/10/2015). Los miembros europeos de la OTAN, siguiendo su propio argumento, deberían bombardearse a si mismos.
Obviamente los atentados terroristas son la excusa perfecta para aplicar una agenda que la OTAN ya tiene escrita hace tiempo. Siria no es precisamente un país patrocinador del terrorismo, sino un país que desde 2011 está siendo atacado salvajemente por el terrorismo yihadista internacional. En Siria actúan cientos de grupos terroristas llegados de más de 70 países diferentes [2] para derrocar a un gobierno legítimo y asesinar a su presidente (como antes hicieron con Gadafi, algo que celebró públicamente la impresentable Hillary Clinton*), reelegido por el pueblo sirio en 2014 de forma mayoritaria [3]. El gobierno, el ejército y el pueblo sirio son desde hace más de 5 años víctimas del mismo terrorismo yihadista que atentó contra los ciudadanos de Madrid, Reino Unido, Francia o Bélgica. Por duro que sea lo ocurrido en Europa, que sin duda lo es, esos atentados no suponen nada en comparación con el sufrimiento y el terror que está viviendo el pueblo sirio desde hace años. Atentados como los de Bruselas o París ocurren diariamente de norte a sur en Siria desde hace 5 años, pero de forma mucho más brutal y sin ninguna repercusión mediática y política en apoyo del gobierno sirio.
Si la solución al terrorismo internacional pasara por bombardear los países de origen de los terroristas, el ejército belga y la OTAN deberían comenzar por bombardear su propio país, y más concretamente el barrio de Molenbeek, que era el lugar de donde procedían los terroristas del 22M en Bruselas y algunos de los terroristas que atentaron anteriormente en Francia en 2015 (El País, 1/1/2016). Es Europa la que exporta más terroristas de los que importa, tal y como reconoció la alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini. Las cifras más conservadoras señalan que más de 5.000 ciudadanos europeos viajaron a Siria desde 2011 para unirse a los grupos terroristas como el Estado Islámico o el Frente al-Nusra, entre otros (TeleSur, 9/10/2015). Los miembros europeos de la OTAN, siguiendo su propio argumento, deberían bombardearse a si mismos.
Obviamente los atentados terroristas son la excusa perfecta para aplicar una agenda que la OTAN ya tiene escrita hace tiempo. Siria no es precisamente un país patrocinador del terrorismo, sino un país que desde 2011 está siendo atacado salvajemente por el terrorismo yihadista internacional. En Siria actúan cientos de grupos terroristas llegados de más de 70 países diferentes [2] para derrocar a un gobierno legítimo y asesinar a su presidente (como antes hicieron con Gadafi, algo que celebró públicamente la impresentable Hillary Clinton*), reelegido por el pueblo sirio en 2014 de forma mayoritaria [3]. El gobierno, el ejército y el pueblo sirio son desde hace más de 5 años víctimas del mismo terrorismo yihadista que atentó contra los ciudadanos de Madrid, Reino Unido, Francia o Bélgica. Por duro que sea lo ocurrido en Europa, que sin duda lo es, esos atentados no suponen nada en comparación con el sufrimiento y el terror que está viviendo el pueblo sirio desde hace años. Atentados como los de Bruselas o París ocurren diariamente de norte a sur en Siria desde hace 5 años, pero de forma mucho más brutal y sin ninguna repercusión mediática y política en apoyo del gobierno sirio.
Sin embargo, la gran diferencia que existe entre los atentados terroristas ocurridos en Siria y los ocurridos en los países europeos, más allá de su tamaño, duración e intensidad, es que la República Árabe Siria jamás apoyó y financió a los terroristas para que fueran a atentar a Europa contra civiles inocentes y sus gobiernos. De hecho Bashar al-Assad y el gobierno sirio siempre advirtieron a Occidente de que el terrorismo que asolaba a Siria podría extenderse posteriormente a Europa. Además siempre condenaron estos atentados ocurridos en suelo Europeo, como en París o ahora en Bruselas.
"Occidente y los otros Estados que respaldan el extremismo y el terrorismo en Siria y en la región deberían aprender la lección de los hechos y experiencias pasadas y darse cuenta de que pueden alcanzar a todo el mundo, sobre todo, a los países que los apoyan" (declaraciones de Bashar al-Assad en junio de 2014)
Sin embargo no podemos decir lo mismo en el caso contrario: las potencias europeas enmarcadas en la OTAN (especialmente Reino Unido y Francia) bajo las órdenes de Washington, así como sus aliados en Oriente Medio (Israel, Turquía, Arabia Saudita, Catar, Jordania, etc.) son quienes arman, entrenan, financian y utilizan a los terroristas que actúan criminalmente contra la República Árabe Siria [4]. Lógicamente, EE.UU. y los países europeos así como los grandes medios de comunicación, jamás condenaron los atentados yihadistas ocurridos en Siria. Es más, durante años todos ellos negaron que en Siria hubiera terroristas, afirmando que en Siria había "rebeldes" y "revolucionarios" luchando por la democracia. Más tarde reconocieron que había terroristas pero culparon a Bashar al-Assad de su aparición.
En resumen: Siria no es la culpable, sino que es una víctima del terrorismo yihadista. Siria no sólo se encuentra en el centro mundial de la lucha contra el terrorismo, sino también de la lucha contra el imperialismo occidental que patrocina a los terroristas en Oriente Medio y norte de África. Las víctimas civiles son igual de inocentes en Siria y en Europa, pero no son tratadas de la misma manera por los gobiernos y medios occidentales, y éstas son utilizadas y manipuladas para atacar al gobierno de Siria. Los países de la OTAN utilizan los atentados terroristas para implementar una agenda que ya estaba escrita de antemano. Si Estados Unidos y la Unión Europea entienden que deben bombardear y atacar a algún país para acabar con el Estado Islámico, deberían comenzar por uno de los miembros de la OTAN, Turquía, continuar por el régimen sionista de Israel, y terminar por el mayor financiador y cerebro ideológico del terrorismo takfirí en el mundo: el régimen wahabí de Arabia Saudí.
Los bombardeos de la OTAN en Siria, como se ha comprobado desde que la coalición occidental los comenzara en 2014 y evidenció la posterior intervención de Rusia, no tienen como finalidad acabar con el Estado Islámico y "luchar contra el terrorismo" sino que van dirigidos a proteger a los grupos terroristas que prácticamente han perdido la guerra contra el gobierno de Bashar al-Assad, y así continuar con su intento de "cambio de régimen" en Siria. Que no nos mientan más.
Tras las últimas decisiones tomadas por los gobiernos de la OTAN, la Rusia de Putin tendrá que enviar de nuevo a sus bombarderos a Siria para intentar que el terrorismo apoyado por Occidente no se recupere y se extienda como un cáncer por toda la región y el mundo entero. Es la única esperanza que nos queda.
Tras las últimas decisiones tomadas por los gobiernos de la OTAN, la Rusia de Putin tendrá que enviar de nuevo a sus bombarderos a Siria para intentar que el terrorismo apoyado por Occidente no se recupere y se extienda como un cáncer por toda la región y el mundo entero. Es la única esperanza que nos queda.
*El periodista Walter Martínez analiza en su programa Dossier el asesinato de Gadafi
REFERENCIA - NOTAS
[1] Los atentados en Bruselas y el doble rasero: los rebeldes de la OTAN en Siria son ahora terroristas en Europa,- El Mirador Global (23/3/2016)
[2] Siria combate a terroristas de más de 70 países del mundo,- publicado por Hispan TV (18/12/2013). Datos del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización con sede en la universidad King's College de Londres
[3] El pueblo de Siria ha hablado,- artículo de Thierry Meyssan (Red Voltaire, 6/6/2014)
[4] Las potencias occidentales arman, entrenan, financian y utilizan a los terroristas que dicen combatir,- El Mirador Global (21/11/2015)
Publicado originalmente en: El Mirador Global
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