lunes, 28 de diciembre de 2020

Siria y Armenia, dos pueblos hermanos.

Por 
Eduardo Kabak






Un nuevo conflicto armado vuelve a ocupar tímidamente los informativos, periódicos y las redes sociales. Se trata del conflicto de Azerbaiyán contra Armenia y la República de Artsaj. De nuevo empiezan a chorrear el goteo de bajas militares y civiles, captura de aldeas y pueblos, gritos y llantos. De nuevo imágenes de combates y agresiones que parecen una película bélica, pero no lo son, es la cruda realidad de la guerra en la distancia de nuestros hogares. Todo ocurre mientras a no muchos kilómetros, en Siria, los combates siguen, las muertes continúan, pero el conflicto pasa a un segundo plano mediático… hasta nueva orden. El caso es que, a medida que uno va leyendo toda la información sobre las hostilidades entre Armenia/Artsaj y Azerbaiyán, información que a veces nos llega con cuentagotas, uno no puede parar de analizar y pensar en cómo algunos de los actores «secundarios» que se encuentran inmersos en ambos conflictos son los mismos, de nuevo las alianzas geopolíticas salen a la palestra, de nuevo surge un abanico de intereses entre los distintos participantes, otra vez tenemos que señalar mercenarios de la guerra a sueldo de los mismos. Y de nuevo pierden los de siempre.  Pero lejos de comparar o señalar similitudes y diferencias entre conflictos, no voy a escribir sobre esta nueva contienda. Yo, que siempre tengo a Siria en mi corazón y en mi pensamiento, e igualmente me preocupa la situación de agresión que vive en estos momentos dos naciones que gozan de mi total simpatía, Armenia y la República de Artsaj, me gustaría recordar y poner brevemente sobre esta mesa digital las relaciones pasadas y presentes entre dos pueblos hermanos en la lucha; el sirio y el armenio.

Mi padre, sirio, me contaba que varios de sus amigos de la infancia eran armenios y siempre me decía que nunca había conocido un armenio «mala gente». Pero subjetivismos sentimentales aparte, la realidad es que la relación entre sirios y armenios es histórica y ha sobrevivido desde antaño hasta nuestros días. Desde hace siglos la comunidad armenia ha estado presente en lo que actualmente forma la República Árabe Siria, con especial mención a la ciudad de Alepo y zonas del norte. Ya sabemos que aquella zona de Oriente Medio siempre ha sido un tránsito de poblaciones donde el comercio era una actividad primordial para las gentes del lugar y el contacto entre pueblos era el día a día en la vida de los hogareños. La ruta de la seda no sólo era base económica, también se encargaba de enriquecer la cultura y las lenguas de todos aquellos que mantenía relación a través de esta ruta. Sin embargo, en el siglo XX y a partir del genocidio contra el pueblo armenio perpetrado por el Imperio Otomano con ayuda de algunas tribus kurdas, comprendido desde 1915 hasta 1923, las comunidades armenias de toda la zona fueron destruidas y la población armenia que consiguió sobrevivir a tal masacre fue expulsada y obligada a desplazarse de sus hogares llegando así a Siria, allí los sirios los recibieron hospitalariamente mostrando de esta manera su apoyo incondicional al pueblo armenio y su rechazo a la matanza iniciada por los otomanos.  Es necesario mencionar que en este contexto de genocidio, los Jóvenes Turcos no sólo masacraron a armenios, también a asirios, griegos y otros grupos étnicos, procedentes gran parte de ellos de los campos de exterminio que se encontraban en la actual ciudad siria de Deir ez Zor y el desierto de alrededor. Se estima que la masacre contra la población armenia dejó casi dos millones de asesinados, lo que suponía 2/3 de su población, junto a asirios y griegos. Durante los años que siguieron a este hecho, miles de desplazados seguían llegando a países colindantes donde Siria era el destino elegido por gran número de ellos. La vergonzosa diáspora armenia era un nuevo fracaso de la Humanidad. El Imperio Otomano no sólo intentó exterminar a la población armenia, también pretendió eliminar y borrar su historia y su cultura para siempre. No fue hasta el año 2020 cuando la Asamblea Popular de Siria emitió una firme condena y reconoció oficialmente y por unanimidad lo sucedido como un genocidio, siendo el segundo país árabe en hacerlo tras El Líbano. En la actualidad, aún hay países que niegan tal definición, es decir, o bien no lo reconocen o bien usan eufemismos para evitar el término, entre esos países se encuentran Turquía, Israel, Azerbaiyán o España. Cada 24 de abril, la población armenia de todo el mundo conmemora este genocidio llevado a cabo por Comité de Unión y Progreso del Imperio Otomano.

Entre los años 1946 y 1967 se produjo un proceso de repatriación armenio y muchos volvieron a lo que entonces era la República Socialista Soviética de Armenia. Existe un derecho al retorno contemplado en la Constitución de Armenia de 1995 y recogido por su artículo 14. Ya en la Declaración sobre la Independencia de Armenia emitida por el Soviet Supremo de la República de Armenia en 1989 se recogía el derecho de todos los armenios que viven en el extranjero a poseer la ciudadanía nacional.

El Ministerio de la Diáspora de Armenia estima que la comunidad armenia en Siria antes de 2011 era de aproximadamente 110.000 personas, de las cuales aproximadamente 60.000 se encuentran en Alepo, unas 7.000 en la capital Damasco, y el resto dispersados por ciudades como Latakia, Kesab, Qamishli, Raqqa, Al-Hasakah, Ras al-Ayn, Al-Malikiyah, Deir ez Zor y otras localizaciones del país. Muchos pueblos y aldeas sirias como Kesab, Al-Yaʿqūbiyya o Ghenamiyah, todas fronterizas con Turquía, estaban habitadas por mayoría armenia desde el siglo VIII d.C. Una vez iniciado el conflicto sirio en 2011, la calma y la armonía vivida durante años se rompe. La aldea de Al-Yaʿqūbiyya fue ocupada en 2013 por los terroristas de Jabhat al-Nusra que expulsaron a toda su población armenia. En 2014, Kesab fue saqueada por los terroristas «rebeldes» de Ansar al-Shams, apoyados por el ejército turco que les dio paso en la zona fronteriza, aunque finalmente el Ejército Árabe Sirio con ayuda de Hezbollah recuperó el territorio. En 2015 y hasta su liberación gubernamental, en la Alepo ocupada por el terrorismo el barrio armenio fue destruido por completo, incluyendo la iglesia apostólica armenia de los Cuarenta Mártires en el distrito cristiano de al-Jdeydeh, iglesia que data del siglo XV y considerada una de los templos más antiguos activos de la diáspora armenia y la ciudad de Alepo. De esta manera, muchos armenios se vieron obligados a abandonar forzosamente Siria. Según organizaciones armenias, aproximadamente 17.000 ciudadanos sirios de origen armenio han tenido que desplazarse y unos 13.000 de ellos consiguieron protección en Armenia, quién facilitó los trámites para el asilo, permisos de residencia y nacionalidad. Armenia se convirtió en todo un ejemplo de solidaridad internacional a la hora de acoger a refugiados que huían de la agresión imperialista en Siria. Otros tantos miles buscaron refugio en la República de Artsaj, punto caliente del conflicto actual con Azerbaiyán. El número de población armenia actual en Siria varía según la fuente, pero todas coinciden en que se ha producido una reducción considerable en el país árabe, huyendo de la miseria de la guerra, bien a Armenia, a países árabes de alrededor, Europa o a Norteamérica.

A pesar de esto, la población armenia sigue siendo una población significativa en la nación levantina, tanto en zonas urbanas como rurales, y se encuentra en todos los ámbitos de la vida siria; política, deportes, cultura, religión, medios, etc. La representación armenia en el Parlamento sirio es continua desde el año 1928, prueba de ello hoy día es Nazira Farah Sarkis, armenia alepina actual Ministra de Estado de Asuntos Ambientales de Siria desde 2012. Las relaciones diplomáticas entre ambos países nunca se han interrumpido desde 1992, lo hace patente el hecho de que la Embajada armenia en Siria nunca ha cesado su actividad, aun estando el país en guerra. Esta embajada situada en Damasco fue la primera embajada armenia en el extranjero después de su independencia, en 1992 el presidente armenio Levon Ter-Petrossian, nacido en Alepo, realizó a esta embajada en Siria la primera visita oficial internacional de un presidente armenio después de la independencia. Posteriormente, Siria abrió una embajada en la capital Ereván en 1997. Armenia cuenta también con un Consulado en Alepo inaugurado en 1993. En 2010, Suren Vardanyan fue nombrado cónsul honorario de la República de Armenia en la región de Deir ez Zor. Arman Kirakossian, el embajador de Armenia en el Reino Unido, señaló que Armenia es «el único estado» que ha operado continuamente un consulado en Alepo, incluso durante los años en que la ciudad estuvo secuestrada por el terrorismo.

Cuando estalló la agresión a Siria, pocas naciones del mundo apoyaron al gobierno, en su contra, se posicionaron y aprobaron de esta manera la injerencia de la OTAN y sus mercenarios en el terreno. Armenia fue uno de esos pocos países que se situaron junto a la República Árabe Siria en su lucha contra el terrorismo internacional. Durante el conflicto, Armenia ha mostrado su implicación directa en la reconstrucción de Siria y es por ello que ha estado enviando asistencia humanitaria de manera constante desde 2012. Toneladas de ayuda humanitaria a la que siguieron muchas más, en algunos casos compartiendo la carga con Rusia, 140 toneladas, y distribuida por Media Luna Roja Árabe Siria, principalmente el material consiste en trigo, arroz, cereales, aceite y material básico de ayuda. El Embajador de la República de Armenia en Damasco, Arshak Poladian, cuando se envió el tercer lote de 40 toneladas declaró que «se realizó bajo las directivas del Presidente de la República de Armenia y fue presentada por el pueblo armenio». Igualmente, Poladian indicó que la ayuda viene en el marco de agradecimiento al pueblo sirio por su ayuda prestada a los armenios en los días de su sufrimiento durante el genocidio cometido contra ellos por las autoridades otomanas hace cien años. La participación armenia en la crisis siria no queda reducida al ámbito humanitario, asimismo docenas de tropas armenias, principalmente desminadores, zapadores y médicos militares, participaron a comienzos del año 2019 en misiones lideradas por Rusia en el terreno. Cabe destacar que durante la guerra en Siria, los armenios han sentido la protección gubernamental y es por esto que desde el inicio la gran mayoría han mostrado su respaldo al presidente Bashar al-Assad y al Ejército Árabe Sirio y sus aliados. El presidente sirio ha sabido mantener un Estado secular, es por ello que los armenios, principalmente cristianos ortodoxos, temen las represalias que el islamismo integrista impondría a las minorías religiosas en caso de asumir el poder por la fuerza. Es por todo esto que tras la victoria de Bashar al-Assad en las elecciones presidenciales sirias de 2014, el que fuera presidente de Armenia, Serzh Sargsyan, mostró su defensa al Gobierno sirio y felicitó a Al-Assad por su reelección declarando que «Le deseo buena salud y éxitos y le deseo al amistoso pueblo sirio paz eterna», reforzando aún más las relaciones entre ambas naciones. En septiembre de 2017, Armen Sargsian fue nombrado Cónsul General de Armenia en Alepo, liberada por completo en 2016. En octubre de 2018, Tigran Gevorgian fue nombrado embajador de Armenia en Siria. Las visitas diplomáticas, acuerdos, protocolos, memorandos, así como las relaciones comerciales y económicas entre ambas naciones son constantes desde el año 1992.

El 24 de abril de 2019, coincidiendo con el 104 aniversario del genocidio armenio, se funda la milicia armenia ‘Brigada del Mártir Nubar Ozanyan’, en honor al guerrillero armenio-turco de ideología marxista-leninista que fue comandante y militante del Partido Comunista de Turquía/Marxista-Leninista (TKP/ML). La brigada se creó con el objetivo de defender a la población civil armenia en Siria luchando contra el enemigo turco, si bien esta milicia forma parte aliada de las Fuerzas Democráticas Sirias kurdas. Muchos de los terroristas mercenarios «rebeldes» que combatían en Siria, donde han sido derrotados quedando Idlib como su último bastión importante, han sido reorganizados por Turquía y enviados para combatir junto a Azerbaiyán contra Armenia y la República de Artsaj. Es por esto que de nuevo volvemos a ver imágenes inhumanas llevadas a cabo por integristas pro-turcos a sueldo. Tras su participación junto al terrorismo islamista en territorio sirio, la Turquía del criminal megalómano Erdoğan intenta retomar lo que ya iniciaron los Jóvenes Turcos en 1915. El presidente sirio Bashar al-Assad ante la escalada de violencia en Armenia y Artsaj declaró «Seamos francos y claros; Erdoğan ha apoyado a terroristas en Siria y ha estado apoyando a terroristas en Libia, y fue el principal instigador e iniciador del reciente conflicto que ha estado ocurriendo en Nagorno-Karabaj entre Azerbaiyán y Armenia», respaldando con sus declaraciones al pueblo hermano Armenio y a la República de Artsaj y subrayando de esta manera la alianza histórica entre ambas naciones que actualmente se encuentran inmersas en un conflicto armado contra enemigos comunes.

En definitiva, Siria y Armenia han tenido, tienen y tendrán una relación de hermandad, unidad y solidaridad internacional. Los pueblos sirio y armenio han sido refugiados y también han sido pueblos de acogida. Han contado el uno con el otro en tiempos de crisis. Han combatido contra un mismo enemigo y han superado cada batalla que han sufrido.  Es por ello que estoy convencido que, al igual que la República Árabe Siria, las Repúblicas soberanas de Armenia y Artsaj resistirán y vencerán ante cualquier batalla que toque librar.


Publicado originalmente en: El Común