viernes, 9 de septiembre de 2016

Mirando por la paz en el mundo, miremos a la realidad siria y entendamos que debemos respetar las decisiones de l@s siri@s y la soberanía de su nación.


Una delegación compuesta por siete representantes de varias organizaciones en favor de la paz y por la búsqueda de hechos, organizada por el Consejo por la Paz de Estados Unidos  (USPC), ha estado recientemente en Siria con el fin de conocer la realidad cotidiana sobre el terreno y así tener la base de donde aportar soluciones al conflicto tan cruento que allí se vive.
El USPC es una organización que se fundó en el año 1979 y tiene entre otros principios: eliminación de armas de destrucción masiva, de las bases militares en el extranjero, de todas las formas de colonialismo, respeto a la soberanía e independencia, a la integridad territorial de los estados, no interferencia en los asuntos internos de otras naciones, establecimiento de relaciones comerciales y culturales beneficiosas por ambos lados, coexistencia pacífica entre los estados o apostar por la negociación en vez de utilizar la fuerza. 1 Estas premisas ya demuestran que estamos ante una entidad que realmente busca solucionar los problemas con criterio y justicia.
Tras ese viaje a Siria han obtenido unas conclusiones bastante llamativas para quienes no conocen lo que ha estado ocurriendo en esta nación donde convivían en paz y armonía diferentes culturas y religiones. Así, Gerry Condon, vicepresidente de Veteranos por la Paz, mostraba un contundente hecho:
 Casi todo lo que leemos sobre Siria en los medios no es cierto. 2
 Reflejando algo evidente para quien haya seguido los acontecimientos con atención y honestidad. Los medios de comunicación occidentales han creado una realidad virtual que poco o nada tiene que ver con lo que estaba y está sucediendo. Tal disparidad no se debe al desconocimiento o la falta de medios para llevarlo a cabo, tiene que ver con un interés político y económico al que sirven. Es el periodismo abandonando su función teórica para convertirse en un agente de propaganda y relaciones públicas en servicio de sus propietarios. Continúa G. Condon relatando la dramática tragedia que ha sufrido Siria y que aquí se ha ocultado:
 La realidad es que el Gobierno de los EE.UU. está apoyando grupos de extremistas armados que están aterrorizando a la gente de Siria e intentando destruir el estado secular de Siria. 2
Esa realidad tan terrible es ocultada al máximo, aunque los hechos, que saben tozudos como son, no hacen sino mostrarla una y otra vez. Esta historia es larga y su método también.  La utilización de mercenarios asesorados por servicios de inteligencia, en combinación o sustituyendo al ejército propio, es una táctica tan antigua como las propias sociedades humanas. Resultando un procedimiento efectivo y minimizando los costes y el descrédito ante la población, porque si ya no resultan útiles se les deja de apoyar y se les carga con la culpa de los delitos. Estados Unidos, la más poderosa de las potencias de cualquier época, no ha sido una excepción; y el uso del mercenariado, convertido en escuadrones de la muerte, ha sido tónica repetitiva. Desde la aniquilación de los nativos norteamericanos a sus incursiones en América Central o en Afganistán, hasta el invierno que está protagonizando en el mundo árabe. Aquí creó de nuevo matones a sueldo, extendiendo su red mecenaria global de Al Qaeda a lugares donde no tenía presencia. Comenzó en Irak y esto es lo que sucedió:
La invasión del Ejército de los Estados Unidos sobre Irak, ya en su segunda fase, en 2003, tuvo unos efectos devastadores para que grupos fundamentalistas y la propia Al Qaeda pudiesen aparecer y ganar fuerza en un lugar donde antes no tenían ninguna posibilidad. Pero esta presencia no fue una consecuencia indirecta de la invasión, sino que los propios servicios de inteligencia estadounidenses, con su embajada  a la cabeza, John Negroponte y su segundo Robert S. Ford, promovieron la creación de escuadrones de la muerte en Irak, con el fin de hundir al país en el caos y de eliminar a la verdadera resistencia a la  ocupación. Negroponte tenía ya un siniestro historial creando escuadrones de la muerte en América Central en los años 80 del siglo XX. 3 Robert S. Ford se convertiría en embajador estadounidense en Siria en enero de 2011 y enseguida empezaron a actuar estos escuadrones de la muerte también en Siria.
El mandato de Negroponte como embajador de EE.UU. en Irak (junto con Robert S. Ford) fue coordinar la embajada de Estados Unidos, dar apoyo oculto a los escuadrones de la muerte y a grupos paramilitares en Irak con vista a fomentar la violencia sectaria y debilitar el movimiento de resistencia. Robert S. Ford como número dos (Ministro Consejero para Asuntos Políticos) jugó un papel central en la embajada estadounidense en este menester. 4
Cabe recordar que no fue John Negroponte quien creó estos escuadrones de la muerte en Irak, pues el fue en abril de 2004 como embajador, sino que esta labor ya había sido iniciada desde el comienzo, en un plan bien preparado, por la Administración estadounidense.
Pero la pieza más importante del rompecabezas iraquí es el apoyo encubierto de Washington a los terroristas. Para entender mejor la violencia sectaria que asola el país actualmente, tenemos que entender lo que Estados Unidos estuvo haciendo durante la ocupación. Paul Bremer, autor de My year in Iraq, the Struggle to Build a Future of Hope ["Mi año en Irak, la lucha para construir un futuro de esperanza", un título falso donde los haya], desempeñó un papel fundamental cuando fue Gobernador Civil de Irak en 2003 y 2004. Cuando se ve lo que hizo durante aquel año habría que preguntarse para quién era un futuro lleno de esperanza. Sin lugar a dudas, no para los y las iraquíes:
“Cuando Paul Bremer disolvió la seguridad nacional y las fuerzas de policía iraquíes, formó otras con mercenarios y milicias sectarias que apoyaban la ocupación. En realidad, el motivo principal de las muertes de la violencia sectaria los años 2006 y 2007 fueron los espantosos crímenes cometidos por estas fuerzas.Según los Protocolos de la Convención de Ginebra, la ocupación representada por Bremer no solo no cumplió con su deber de proteger a la población del país ocupado, sino que oficialmente formó milicias y bandas armadas para ayudarle a controlar el país. Paul Bremer cometió crímenes contra la humanidad y un acto de limpieza [étnica] y de genocidio en Irak al atacar a miles de civiles inocentes por medio del ministerio del Interior y los comandos de fuerzas especiales.” (Prof. Souad N. Al-Azzawi, US Sponsored Commandos Responsible for Abducting, Torturing and Killing Iraqis. The Role of Paul Bremer, 4 de enero de 2014) 
En 2004-2005, el embajador estadounidense John Negroponte continuó el trabajo de Bremer. Con su experiencia en aplastar a la disidencia en América [Central] con la ayuda de los sangrientos escuadrones de la muerte en la década de 1980, Negroponte era “el hombre indicado para la tarea” en Irak. 5
Para condicionar y someter psicológicamente al público occidental, los gobiernos y las corporaciones que dirigen a estos han recurrido a otra táctica imperecedera: demonizar a su rival, covirtiéndolo en un monstruo responsable de todo tipo de atrocidades, especialmente las cometidas por ellos mismos. Es una técnica que por simple e infantil que pueda parecer, prácticamente siempre funciona. La masiva repetición en radios, televisores, prensa e internet obtiene sus resultados. Mostrando la misma simpleza de las mentes bien educadas de América del Norte y de la Europa situada hacia el oeste. Fue el Pentágono quien potenció esta ideología de la descalificación, aplicada a un país, el "estado canalla", o a un líder, el "dictador brutal" del que hablaría George W. Bush.
La ideología del "estado canalla" [apodado comúnmente régimen o dictadura y a su dirigente dictador] desarrollada por el Pentágono durante la Guerra del Golfo de 1991, constituye una nueva legitimidad, una justificación para llevar a cabo una "guerra humanitaria" contra países que no se ajusten al Nuevo Orden Mundial y  a los principios del sistema de "libre mercado". 6
La izquierda, tan controlada y con tan poca personalidad, tomó prestadas estas falsas excusas y justificaciones y ayudó a conducir a la muerte y a arruinar la vida de millones de personas, cuya existencia parecía menos valiosa que la de aquellos que ajenos a tal daño decidían estas circunstancias.
Con el fin de ocultar esa espantosa realidad y empujar a un cambio de régimen violento, los EE.UU. están llevando a cabo una campaña de guerra psicológica para demonizar al presidente de Siria, Bashar al Assad. Esta es una táctica clásica que los veteranos han visto una y otra vez. Es estremecedor, sin embargo, darse cuenta como los medios voluntariamente repiten esta propaganda, y cuanta gente cree que es cierta. 2
La mayoría de las personas en una sociedad aceptará la idea mayoritaria, que ha sido implantada a base de repetición e influencia de los poderes dominantes, porque prácticamente nadie quiere enfrentarse al grupo; aunque en su fuero interno duden o desconfíen de su veracidad. Así, enormes mentiras que causan un inmenso daño se extienden y llegan a arraigar. Solo los más honestos o valientes, siempre en número reducido, cuestionarán directamente y públicamente tal opinión creada, al ver que los hechos nada tienen que ver con lo que se dice.
Contrariamente a los informes de los medios, en el este de Alepo, como en Medaya antes, conocimos que fueron los terroristas quienes evitaron que los suministros entrasen y que los civiles saliesen, mientras el Gobierno sirio creaba canales para los residentes para salir de esa parte sitiada de Alepo (Donna Nassor).
Además, la gente en EE.UU. no es consciente de las sanciones estranguladoras que su gobierno está imponiendo a la gente de Siria (Madelyn Hoffman).
Similar a las sanciones de EE.UU. sobre Irak en los 90 que mataron más de medio millón de niños, esta guerra económica ilegal está causando pérdida de vidas y un innecesario sufrimiento de la gente de Siria.  Con todos los que hablamos la delegación pidieron que esas sanciones se levantasen.  (M. Hoffman). 2
Curiosamente, pocos se paran a tener en cuenta que para entender y solucionar lo que ocurre en Siria hay que escuchar a l@s siri@s y respetar sus decisiones, no hablar falsamente  en nombre de ell@s sin siquiera ver que celebran elecciones democráticas, comprobadas también por observadores externos, y que tienen un Gobierno legítimo que está defendido a su país y a su gente.
Todos los miembros de la delegación volvieron con el convencimiento de que la soberanía de Siria debe ser respetada, que son los sirios quienes deben superar cualquiera de los problemas que existan en su país, sin la interferencia de EE.UU. Existe en Siria una sólida oposición política no violenta que está trabjando tanto dentro como fuera del gobierno (Henry Lowendorf, colíder de la delegación). 2
En Siria son muy conscientes de que lo que hay en juego es muchísimo más que tal o cual persona o tal o cuales partidos dirijan su país, aunque aquí Bashar al Assad está realizando una labor tan ingrata como importante, al mirar por un bien común bajo un estado multicultural, social y tolerante. Lo que hay en juego es la pervivencia de la convivencia pacífica, el respeto por los demás y por su propia vida. El siniestro ejemplo de Libia nos enseña hasta que punto puede conducir y degenerar la destrucción de un estado por organizaciones mercenarias y criminales que ahora atacan a este lugar de Levante.
El Patriarcado Maronita y las comunidades cristianas del Levante se dieron cuenta que lo que estaba en juego en Siria era mucho más que el Gobierno sirio. Las cosas que realmente estaban en juego eran la continuación de la antigua presencia cristiana y la coexistencia de los cristianos con los musulmanes, drusos y judíos, que los gobiernos israelí y de EE.UU. estaban tratando de demoler con el fin de crear estados sectarios que estarían en línea con lo que se conoce como "choque de civilizaciones". 7
En Siria, como en Libia, lo hemos visto, hay algo que va más allá del horror de su destrucción y la muerte de su gente, que a nuestra cerrazón, egoísmo y deshumanización puede no en demasía importarle. Viene, a consecuencia, la destrucción global de un mundo en paz, sembrándolo de terror y desconfianza. La creación de sicariatos para amedrentar y esclavizar a poblaciones enteras, la huida masiva de refugiados, que son utilizados convenientemente para conmover opiniones públicas y justificar invasiones o interferencias, además de servir como ejército explotable de mano de obra barata para hundir más a la marginada y explotada clase trabajadora de occidente.




Referencias:

1. US Peace Council.  http://uspeacecouncil.org
2. US to Syria Peace and Fact-Fibding Delegayion. 
 http://uspeacecouncil.org.  9.08.2016.
3.  Al-Qa´ida´s foreign fighters in Iraq. Combating Terrorism Center, West Point, New York. Enlace
4. Michel Chossudovsky. The Pentagon´s "Salvador Option". Part II. Global Research.  16.8.2011.
5. Julie Levesque. US-sponsored terrorism in Iraq and "Constructive chaos" in the Middle East. Global Research. 19.06.2014.

6. Michel Chossudovsky. Economic depression and the New World OrderJournal of International Affairs (Columbia University), Vol. 52, no. 1 (Fall 1998) 26 January 2002
7. Madhi Darius Nazemroaya. Wiping out the Christians of Syria and Iraq to remap the Mid-East: Prerequisite to a clash of civilizations (II). Strategic Culture Foundation. 1.08.2014


Publicado originalmente en: ¿Es posible la paz?

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