Finge confusión mientras aguardas en orden. Aparenta estar enojado mientras te mantienes en calma. Esconde tus armas más poderosas mientras enseñas las más pobres.
Tai Gong Liu Tao (tratado militar chino)
Hace tres décadas el filósofo neoliberal Leo Strauss desarrolló el concepto de “caos creativo”. Algunos de sus seguidores han sido asesores de los presidentes norteamericanos. Figuras tan relevantes como Samuel Huntington, Francis Fukuyama, Robert Kagan o Paul Wolfowitz han dado lustre a su antiguo maestro.
La influencia de las ideas y la posición social de sus alumnos han permitido que estas teorías estén instaladas en las más altas esferas de la administración Obama como antes lo estuvieron en la administración Bush. Otros organismos militares como el Instituto Judío para los Asuntos de Seguridad Nacional (Jewish Institute for National Security Affairs – JINSA), impone a sus cuadros (especialmente militares de alta graduación) la participación en seminarios de estudio sobre el pensamiento de Leo Strauss.
El filósofo creía firmemente en la mentira como fórmula para que la mayoría, que necesitaba ser dirigida, siguiera el camino correcto. Strauss creía en el derecho natural, por tanto el fuerte debía dominar al débil.
Fue uno de sus discípulos más relevantes, Paul Wolfowitz (asesor del presidente Bush), quien elaboró, basándose en esas teorías, la estrategia para la era postsoviética de la que ahora vemos sus resultados. Se denominó la «Doctrina Wolfowitz» y pretendía asegurar la supremacía de EEUU.
El planteamiento es simple: es necesario crear el “caos social” en los estados que condicionen o limiten la hegemonía de Estados Unidos, con el objetivo de crear un desorden de tal magnitud que nada pueda oponerse a la voluntad de la potencia hegemónica. Eso presupone desde la destrucción y/o desarticulación de las infraestructuras imprescindibles, para empeorar las condiciones de vida de los habitantes, hasta éxodos masivos de población, como estamos viendo en Libia o Siria por poner un par de ejemplos. El verdadero poder no se ejerce en una situación de inmovilidad sino mediante la destrucción de toda forma de resistencia. Si se arrojan las masas al caos de las guerras civiles o de agresión los grupos dominantes pueden aspirar a mantener su “statu quo”.
La aplicación de esta doctrina estratégica es lineal, es decir se puede aplicar en todos los escenarios, aunque tiene en cuenta las diversidades sociales: si pretendemos saquear los recursos de una nación no deberíamos ocuparla durante mucho tiempo, es caro económica y políticamente comprometido. El objetivo es destruir el Estado; sin Estado no hay ejército, sin ejército enemigo no hay riesgo de ser derrotados y se puede saquear sin cortapisas; por tanto, el objetivo de la OTAN es únicamente la destrucción de los Estados. El 21 de julio de 2006 y refiriéndose a Oriente Medio, Condoleezza Rice lo definió de forma simple: “Lo que estamos viendo es, de cierta manera, el comienzo de las contracciones del nacimiento de un nuevo Medio Oriente y tenemos que estar seguros de que todo lo que hagamos vaya en el sentido del nuevo Medio Oriente, no hacia el regreso al anterior». Las consecuencias evidentemente no le preocupaban.
La “destrucción creativa” adquirió en Oriente Medio una entidad propia con la aparición de las “revoluciones árabes”, donde la aparición de los grupos terroristas, como el EIS en Libia o Siria, sustituye el papel de los ejércitos que no pueden enviar los países occidentales, al menos de forma masiva. Así, EEUU, incapaz de imponer su voluntad militar y política (las guerras perdidas en Afganistán e Irak así lo demuestran), ha optado por intentar la destrucción del estado sirio e igual que en el caso iraquí o libio intentar la fragmentación del territorio en grupos étnicos o sociales enfrentándolos entre sí.
En los últimos días la Casa Blanca ha variado su táctica. Es una de las consecuencias de esa teoría política. La potencia dominante no tiene aliados sino vasallos. Por tanto, las alianzas pueden ser rotas o reinterpretadas mientras permitan perseguir los objetivos diseñados. La concepción straussiana del derecho natural (fuertes-débiles) se corresponde no sólo a los grupos humanos sino a la relación con los demás países.
Frente a la casi ruptura de relaciones con Erdogan tras el apoyo al golpe y el apoyo militar prestado a las fuerzas kurdas del YPG, ha vuelto a variar su posición. Ha considerado más oportuno retomar las relaciones con Estambul al precio de abandonar a sus aliados de ocasión, los kurdos. Joe Biden, Secretario de Estado de Obama, tuvo que hacer penitencia en Ankara. El político norteamericano tuvo que dar todo tipo de explicaciones a Erdogan pero además fue públicamente humillado cuando únicamente fue recibido en el aeropuerto de Ankara por el vicealcalde de la ciudad. EEUU ve con enorme preocupación cómo un acercamiento más estrecho entre Ankara y Moscú podría concluir con el abandono de la OTAN por parte de Turquía y su inclusión en la zona económica de OSC (Organización de Cooperación de Shanghái) visto que Turquía jamás entrará en la moribunda UE como había sido su deseo.
Así, el 25 de agosto de 2016, fuerzas turcas, con preaviso a EEUU, Rusia, Irán y a los terroristas del EIS, penetraban en territorio sirio tomando la ciudad fronteriza de Yarablos, como parte de la operación “Escudo del Eufrates”. Curiosamente, las fuerzas del EIS que controlaban la ciudad no ofrecieron resistencia, los familiares de los terroristas avisados con antelación fueron enviados a Al-Raqqa (capital oficiosa del estado Islámico). Yarablos fue tomada en sólo 4 horas, lo que demuestra una vez más lo escrito mil veces: que el gobierno de Erdogan y el de Obama son los padres de los grupos terroristas y éstos obedecen sus indicaciones. La fecha no ha sido escogida de forma arbitraria. La aventura turca oculta un deseo subyacente y no olvidado por parte de Erdogan; fue otro 25 de agosto, pero de 1516, cuando se produjo la batalla de Marj Dabiq donde las tropas otomanas (de las que se declara representante Erdogan) vencieron a las tropas mamelucas. La victoria otomana posibilitó a Estambul el control de Oriente.
La excusa de Erdogan ha sido la reiterada en múltiples ocasiones: expulsar al Daesh de su línea fronteriza. Vana excusa, puesto que se podría sellar la frontera fácilmente desde el lado turco. El objetivo es otro: se evita que las tropas kurdas, después de ocupar la ciudad de Manbey recientemente, pudieran unir las zonas conquistadas creando un embrión de cantón kurdo. Esto es inaceptable para Siria, Turquía, Rusia e Irán.
Hasta hace pocos días EEUU seguía jugando y el liderazgo kurdo se prestaba a ello, con una miopía política extraordinaria, a desarticular Siria. Para ello habían decidido proporcionar asesores y aumentar el suministro de armas para forzar la creación de un estado kurdo, a través de las bases militares en territorio iraquí. Eso es lo que se vendió a la dirección del YPG. Tras la cruenta e irrelevante toma de la ciudad de Hassaka, donde las fuerzas kurdas atacaron sin motivo al ejército sirio, el apoyo prestado por Washington indujo a los líderes kurdos a pensar que contaba con el apoyo de EEUU para proclamar un estado propio en el norte de Siria. “Craso error”. Los líderes kurdos olvidaron muy pronto el apoyo prestado por Damasco en sus enfrentamientos por la ciudad de Kobani, dieron la espalda al Estado Sirio que les había ayudado y se lanzaron, guiados más por una fantasía que por un análisis geoestratégico ajustado, hacia la consecución del mito independentista. Creyeron que efectivamente las propuestas de EEUU eran sólidas. Ahora tendrán que replegarse hacia el Oeste del Eufrates perdiendo todo lo ganado, rodeados de enemigos. ¿Quiénes serán sus aliados? ¿los wahabaritas saudíes a los que pueden servir únicamente de carne de cañón? Diversos diarios árabes especulaban con la posibilidad de que el régimen fascista de Arabia Saudita hubiera ofrecido financiación y apoyo militar al YPG, ¡ver para creer!
La invasión turca del norte de Siria tiene como finalidad cortar de raíz las veleidades independentistas de los Kurdos. Es un objetivo que John Kerry ha dejado claro. En un nuevo giro táctico, presionado por la situación militar que se inclina hacia el gobierno sirio y su gran valedor Rusia, EEUU ha manifestado a 26 de agosto de 2016 que no permitirá la fragmentación de Siria ni la aparición de un estado kurdo.
Es de subrayar la poca “agresividad” del gobierno de Damasco frente a la invasión turca. Lo más destacado fue la declaración “ambigua y resumida” de la Cancillería siria que a través de una fuente informativa se limitó a condenar esta “agresión”, calificándola de una violación a la soberanía de Siria. Esto vendría a demostrar lo que ya veníamos anunciando en otras ocasiones; desde hace meses delegaciones ministeriales de Damasco y Estambul estaban negociando en Argel una salida al conflicto. La resistencia del ejército sirio, el apoyo ruso o la victoria en Palmira indicó al ejército turco que la victoria no la podrían obtener los grupos terroristas que ellos amparaban. El golpe de Estado en Turquía y el apoyo prestado por Moscú poniendo sobre aviso a Erdogan ha acelerado las cosas.
La operación “Escudo del Eufrates” comenzó con intensos bombardeos de la artillería y tanques desde el territorio turco. Más tarde avanzaron las unidades de elite del ejército entrando en la ciudad de Yarablos. En paralelo llegaban grupos armados “moderados” apoyados por Ankara. La cobertura aérea y de inteligencia la proporcionaba EEUU. El primer ministro turco, Binali Yaldrim, dejó claro desde el principio que su país no pretendía ocupar Siria de forma permanente. Mientras, el presidente turco Recep Tayib Erdogan declaraba que pretendía vengarse del Daesh después de sus sangrientos atentados terroristas en distintas partes de Turquía (el último atentado acabó con la vida de 54 personas en la ciudad sureña de Gaziantep ) y en segundo lugar frenar los avances de las fuerzas de PYD (ala militar del partido de trabajadores de Kurdistán PKK en Siria)
La actual situación plantea múltiples preguntas y más en la nueva situación, con Kerry y Lavrov buscando alternativas de paz al conflicto. ¿Habrían llegado a un entendimiento, a través de los mediadores rusos e iraníes, que estipulara una intervención militar de Turquía contra sus enemigos kurdos en Siria a cambio de cerrar sus fronteras por completo a los grupos terroristas que buscan derrocar a Al-Assad? Es temprano para responder a esta pregunta, a pocos días de la operación iniciada por Ankara y en esta fase, los actores especialmente EEUU, realizan “fintas dentro de otras fintas” aunque hay pistas que definen las grandes líneas de actuación.
Es evidente que la luna de miel siria-kurda ha terminado de forma abrupta. Se abre en paralelo una nueva línea de entendimiento Damasco-Ankara. Un encuentro directo entre Al-Assad y Erdogan no es descartable en modo alguno; podría ser una de las cartas que Putin guarde en la manga, como fueron los bombardeos desde territorio iraní con la advertencia a EEUU de que para Rusia todas las opciones militares estaban abiertas. Han aumentado las medidas de vigilancia por parte de Turquía en sus fronteras con Siria especialmente contra el ISIS, dificultando el aprovisionamiento de municiones y comida. Así mismo los grupos yihadistas apoyados por Turquía se han retirado de la primera línea de fuego en Alepo, permitiendo al ejército sirio concentrar más recursos en el combate contra el ISIS. Las reiteradas referencias turcas y norteamericanas a evitar la fragmentación de Siria es un elemento a tener en cuenta. Así mismo el acercamiento turco-sirio tras las conversaciones en Argel y el envío de funcionarios turcos de inteligencia de alto nivel a Damasco presagian la abertura de líneas de entendimiento.
Puede parecer que Erdogan ha decidido cambiar completamente sus políticas anteriores, derrocar a Al Assad no es ahora el objetivo. La situación es suficientemente dinámica y los actores, especialmente Turquía y EEUU, tan poco fiables que se hace difícil establecer un pronóstico. Nuevos jugadores han entrado en este tablero de forma explícita, implícitamente ya hace tiempo que jugaban. China dará apoyo militar a Siria. Otro de los grandes, India, proporcionará ayuda financiera en forma de inversiones. Mientras Reino Unido seguía asesorando a los grupos terroristas que han sido derrotados y expulsados en la ciudad de Daraya, una enorme victoria estratégica por parte de Al-Assad, mientras Rusia y EEUU se sentaban en la mesa de negociaciones. Oriente Medio es el tablero de ajedrez donde se dirime hoy el cambio en la hegemonía mundial. Todos los actores están presentes, todos con sus propios objetivos y deseos. Son los pueblos los que permanecen y los que siempre sufren las consecuencias, porque la guerra, como diría Sunzi es, ante todo y sobre todo, “Arte del engaño”.[1]
Este artículo ha sido escrito en colaboración con Bashar Barazi, corresponsal en Siria de HispanTV. Barazi vive en Damasco.
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