lunes, 24 de julio de 2017

La guerra sucia de la SER contra el pueblo sirio.

Por Joan Carrero.

Hace ya demasiados años que, al igual que su hermano El País, la Cadena SER lleva a cabo una verdadera guerra sucia contra el pueblo sirio. Bajo la excusa de liberarlo del déspota, lo que en realidad está haciendo es contribuir (y nada menos que como cooperador necesario, ya lo veremos otro día) al holocausto de un pueblo que votó masivamente al presidente Bashar al-Ásad. Un presidente a quien, a pesar de ese apoyo masivo de su pueblo, el Occidente “liberador”, erigiéndose en dispensador de legitimidades, decidió un día criminalizar para eliminarlo a continuación del mapa mundial. No importa que, a pesar de competir con otros candidatos que eran de la cultura mayoritaria en Siria, un 70% de sirios votasen a lo que en Occidente se califica despectivamente como “régimen”. Y en esa deslegitimación de los “déspotas” que deben ser eliminados y en tanta “comprensión” hacia los recientes “conflictos” internacionales (en realidad proxys wars, verdaderas agresiones imperiales aunque subsidiarias) no hay últimamente diferencias entre los intelectuales conservadores de siempre y muchos nuevos intelectuales progresistas.

Así, podíamos leer hace unos días en un artículo sobre los orígenes históricos del yihadismo y el Estado Islámico, publicado en un medio digital progresista de nuestras islas, la siguiente frase clave: “La clave de todo es que estos nuevos gobiernos (por ejemplo, los de Siria e Irak, donde gobierna el partido Baaz, panarabista e izquierdista) tendrán una evolución dictatorial de prácticas corruptas, nepotismo y represión”. Todo lo cual justifica al parecer que, coincidiendo una y otra vez con la agenda imperial, se recurra a países tan “democráticos” como Arabia Saudí para que financie las hordas de fanáticos asesinos salafistas que deben imponer los derechos humanos tanto en África como en el Medio Oriente ampliado. Se trata de una agenda no solo bélica sino ante todo mediática. Y consiguen siempre que nos ocupemos en hablar y escribir sobre los” gravísimos” crímenes de aquellos “regímenes” sobre los que ellos han decidido que se hable y se escriba, aunque no sean ni mucho menos los más graves existentes en el mundo. Si los analistas españoles que recomiendo a veces son poca cosa para dichos intelectuales de nuestro entorno, podrían leer a otros internacionales como Tim Andersom (en especial su magnífico artículo “Por qué los sirios apoyan a Bashar al Assad”) o John Pilger (con artículos tan definitivos como el titulado “Por dentro del gobierno invisible: guerra, propaganda, Clinton y Trump”), entre muchos otros.

Es penoso comprobar como aquella cadena que uno escuchó desde su adolescencia se ha convertido (como ya antes ocurrió en anteriores proxys wars imperiales) en cooperador necesario para el holocausto de un pueblo que sabe bien que el presidente que fue votado masivamente, hasta por sus críticos, es el garante que ha impedido y sigue impidiendo que Siria (una país laico en el que convivían perfectamente las más diversas religiones y colectivos) haya sido convertida ya en el mismo infierno en el que antes convirtieron a Libia. Un infierno en el que los más diversos grupos de mercenarios fanáticos de decenas de nacionalidades, utilizados en su momento por el Occidente liberador, campan a sus anchas, convirtiendo a Libia, a la Libia que antes era el país africano de más alto nivel de vida, en un territorio sin orden ni ley. Así como en un vivero, tan cercano a nosotros, de fanáticos terroristas, tal y como Muamar Gadafi predijo que ocurriría.

Esta semana la Cadena SER ha llevado a cabo uno de sus ataques más sucios contra el pueblo sirio. Ha realizado un gran despliegue “informativo” sobre aquello que ha calificado como la “Primera querella contra las torturas y ejecuciones masivas del Estado sirio”. La iniciativa la suele llevar El País, pero esta vez la ha tenido la SER. Según dicha Cadena: “La querella se presenta en la Audiencia Nacional por la hermana española de un ciudadano sirio detenido de forma ilegal y ejecutado por el régimen de Bashar Al Asad. El texto se dirige contra nueve miembros de las fuerzas de seguridad y la inteligencia sirias por un delito de terrorismo de Estado. En Siria hay más de 117.000 desaparecidos y 11 millones de refugiados o desplazados, la mitad de la población. La denuncia se basa en el archivo César: un fichero con más de 50.000 fotografías de aproximadamente 6.000 cadáveres que han sido víctimas de la tortura en Siria, tomadas en centros de detención ilegal por un policía militar que desertó y en la actualidad vive oculto en Francia”.

¡Qué distorsión más rastrera! Por obra y gracia de la magia de una propaganda que la sociedad no sabe diferenciar de los hechos reales, el “régimen” sirio, se convierte así de facto (nada de “presunción de inocencia” y otras sutilezas escrupulosas), esta vez por vía judicial (una vía ni siquiera aún real, sino tan solo supuesta o prevista), en el responsable de decenas de miles de víctimas mortales y millones de refugiados. Y todo gracias al extrañísimo archivo Cesar, tan sospechoso e incierto como ya antes lo fueron el dossier sobre la gran mentira de los más de trescientos bebés asesinados en Kuwait por la tropas de Sadam Husein (al ser arrojados -decían- fuera de sus incubadoras) o el dossier sobre las inexistentes armas de destrucción masiva que convertían a Irak en un enorme peligro para la humanidad. Dossiers que, una vez logradas las correspondientes deslegitimaciones, dieron paso a las “intervenciones” internacionales “liberadoras”. Dossiers que tan solo son dos ejemplos de los muchos que podrían ser citados.

Y todo esta rastrera distorsión se consigue gracias no solo a dicho archivo Cesar, sino especialmente a su judicialización. Se consigue gracias a una querella (tan solo presentada) que, tras la práctica eliminación de la jurisdicción universal española por el PP y el PSOE, tendrá un encaje casi imposible en la Audiencia Nacional y en el sistema jurídico español vigente en la actualidad. A no ser que se cuente previamente con fiscales y/o jueces dispuestos a “colaborar” con la Administración estadounidense en impulsarla con los métodos y por las vías que haga falta. “Colaboración” con Estados Unidos que en el caso Ruanda-Congo o en el caso Couso (una colaboración “negativa” en estos casos, una colaboración para obstaculizarlos) salió a la luz gracias a diversos cables de WikiLeaks que fueron publicados en español por el diario 20minutos, a pesar de que había sido El País el que los había recibido gracias al acuerdo especial entre Julian Assange y dicho diario. El hecho de que en el programa “La Ventana”, de máxima audiencia nacional, que tanto ensalzó la citada querella, se comentase que esta tenía el importante apoyo del embajador especial estadounidense para los crímenes de guerra, ya dispara todas las alarmas. Pero estas cuestiones las dejaremos para la próxima semana, para la segunda parte de este artículo.

En 1999, en mi encuentro en New York con Ramsey Clark, este attorney general (ministro de Justicia) del presidente Lyndon B. Johnson y artífice de la Ley de Derechos Civiles de los negros hizo la misma afirmación que repitió luego públicamente otras veces: “Estados Unidos ha impulsado la creación de un tribunal contra sus enemigos en Ruanda. Esta forma de proceder no es otra cosa que hacer la guerra por otros medios”. Más aún que el Tribunal para la antigua Yugoslavia, el otro tribunal penal internacional ad hoc, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, ha sido de hecho un medio formidable para que Estados Unidos estableciera de modo inamovible quienes son los “buenos” en la amplia y riquísima África Central (la minoritaria y elitista gente del Frente Patriótico Ruandés, los gendarmes de Estados Unidos en esa región) y quienes son los malos (la gran e “inmanejable” mayoría hutu).


Recuerdo una vez más que la fiscal general para ambos tribunales, la jurista suiza Carla del Ponte, fue desalojada por Estados Unidos de su importante cargo en el Tribunal Penal Internacional para Runada en el mismo momento en el que intentó juzgar a un solo tutsi del Frente Patriótico Ruandés, tal y como explicó en su libro La caza: yo y los criminales de guerra. Rusia, por su parte, se acaba de retirar el pasado 16 de noviembre de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, por causa de esa misma parcialidad impuesta por Estados Unidos. Una gran potencia, la estadounidense, que paradójicamente ni firmó el Estatuto de dicho Tribunal ni participa en él. La querella contra el “régimen” sirio de la que hoy me he ocupado es, desde luego, la continuación de la guerra por medios judiciales. Pero es, tanto o más aún, el medio para algo aún más importante: la campaña y la propaganda de la Cadena SER contra el sufrido pueblo sirio.

La guerra sucia de la SER contra el pueblo sirio [II] 



La primera parte de este artículo, publicada el sábado pasado en Mallorcadiario, estaba centrada en el gran tratamiento que la Cadena SER concedió a la simple presentación de una querella en la Audiencia Nacional española. Una querella que la SER calificaba como “la primera querella contra las torturas y ejecuciones masivas del Estado sirio”. Al día siguiente, el compañero Mikel Itulain, luchador como pocos para dejar en evidencia la gran farsa en la que los poderosos medios corporativos mantienen presa a nuestra sociedad, ya me envió el informe de Rick Sterling sobre el llamado Archivo César en el que está basada la citada querella. Se trata de un informe de treinta páginas hecho público el 3 de marzo de 2016 que desmonta pieza a pieza la Operación César, una perversa operación que los gabinetes jurídicos Guernica 37 International Justice Chambers -con sede en Londres- y Guernica37 Despacho Internacional pretenden ahora convertir en una causa judicial en la Audiencia Nacional. Aunque en realidad se trata de una operación que fue iniciada el 20 de enero de 2014, dos días antes de que comenzaran las negociaciones sobre el conflicto sirio en Suiza. Su objetivo no era otro que el dinamitar dichas negociaciones.

El informe de Rick Sterling demostró que existen muchas pruebas sólidas que llevan a la conclusión de que las acusaciones de la Operación César son enteramente o sustancialmente falsas. A pesar de ello, esta falsaria historia, basada en el testimonio de un supuesto ex fotógrafo del ejército sirio que se niega a encontrarse incluso con investigadores afines pero que decía tener 55.000 fotografías que documentaban la tortura y el asesinato de 11.000 detenidos por los servicios de seguridad sirios, estalló masivamente en la televisión y las portadas de todo el mundo tras aparecer inicialmente en algunos “respetables” medios “serios” de referencia: la CNN, The Guardian y Le Monde.
Curiosamente, esta misma semana ha estallado en todos los grandes medios occidentales una nueva operación que se asemeja como una copia exacta a la citada Operación César. Así que ya tenemos otra campaña, ampliamente divulgada por la SER, por supuesto, cuyo objetivo es también el de dinamitar las negociaciones actuales de paz sobre Siria. Esta vez ha sido de nuevo Amnistía Internacional la encargada de dinamitar la paz. En un informe, que utiliza en su título nada menos que la palabra “Matadero”, Amnistía Internacional afirma que “el régimen sirio ejecutó hasta 13.000 personas en la prisión de Saydnaya”. Es una inacabable guerra de mentiras y acoso sin fin. Y seguirán incansablemente con sus criminales mentiras mientras no consigan acabar con el “régimen” de Asad. Si algún día consiguieran su objetivo, seguro que a partir de ese día ya no habría noticia alguna sobre el caos y la criminalidad sistemáticas que sin duda reinarían en Siria, tal y como ha ocurrido en el caso de Libia.
¡Quién iba a pensar hace unas décadas que Amnistía Internacional y la SER llegasen a caer tan bajo! Diversos responsables políticos estadounidenses han confesado que el apoyo a las dictaduras latinoamericanas en los años setenta o la Guerra de Irak fueron errores. Pero Amnistía Internacional no ha reconocido nunca el menor error. “Error” tras “error”, mentira tras mentira, crimen tras crimen, la “gran defensora” de los derechos humanos que, con su falsario informe sobre el inexistente asesinato de más de trescientos bebés en Kuwait tuvo unas graves y decisivas responsabilidades en el inicio de la Guerra del Golfo, vuelve a la carga. Sin el menor rubor se vuelve a promocionar como una gran garante de los más sagrados valores de la humanidad. Y aquella grave mentira ha sido solo una más de las muchas que un día habrá que enumerar más detalladamente.
El citado informe de Amnistía de esta semana es demasiado grave y demasiado manipulador como para no desenmascararlo en un próximo artículo. Sus conclusiones están basadas en entrevistas realizadas sobre testimonios de fuentes desconocidas, en su mayoría en el sur de Turquía o por vía telefónica. Como Toni Cartalucci analiza, una vez más con su reconocida profundidad, Amnistía Internacional admite en el informe que este ha sido fabricado enteramente en el Reino Unido.
De momento volvamos a la campaña de la SER con motivo de la presentación en la Audiencia Nacional española de la querella basada en el archivo César. Un archivo fotográfico rodeado desde el inicio de las más sospechosas circunstancias: está bajo la custodia de una organización de la llamada “oposición democrática siria”, la asociación SAFMCD; esta solo ha permitido estudiar las fotografías a un equipo de abogados y expertos digitales y forenses contratados por el bufete Carter-Ruck financiado por Catar (financiadora también de hordas de yihadistas asesinos que han asolado Siria) y a la “imparcial” ONG Human Rights Watch (HRW); en el bufete de abogados Carter-Ruck juega un papel importante el profesor estadounidense David M. Crane, que tiene un largo historial de trabajos para el Departamento de Defensa de Estados Unidos y la Agencia de Inteligencia de Defensa; la CIA está involucrada en todo este tipo de operaciones de derrocamiento del Gobierno sirio con la enorme cifra de un billón (estadounidense) de dólares... Veamos un breve resumen del informe que Rick Sterling expone en doce puntos:
“1. Casi la mitad de las fotos muestra lo contrario de lo que afirman las acusaciones:
[…] En diciembre de 2015, HRW publicó un informe titulado ‘If the Dead Could Speak’. La revelación más importante es que más del 46% de las fotografías (24.568) no muestran a personas 'torturadas hasta la muerte' por el gobierno sirio. Por el contrario, muestran a soldados sirios muertos y víctimas de coches bomba y otros actos de violencia (HRW p. 2-3). […] Estas fotos, nunca reveladas al público, confirman que la oposición es violenta y ha asesinado a un gran número de fuerzas de seguridad sirias y civiles.
2. La afirmación de que otras fotos sólo muestran ‘detenidos torturados’ es exagerada o falsa:
Las fotos y los cadáveres son reales, pero la forma en que murieron y las circunstancias no son claras. Hay una fuerte evidencia de que algunos murieron en el conflicto. Otros murieron en el hospital. Otros murieron y sus cuerpos se descomponían antes de ser recogidos. Estas fotografías parecen documentar una situación de tiempo de guerra en la que mueren muchos combatientes y civiles. Parece que el hospital militar estaba haciendo lo que siempre había hecho: mantener un registro fotográfico y documental del difunto.[…] Las acusaciones de ‘César’, el informe Carter-Ruck y HRW de que todas son víctimas de ‘muerte en detención’ o ‘muerte por tortura’ o muerte en ‘custodia gubernamental’ son muy probablemente falsas.
3. La verdadera identidad de ‘César’ probablemente no es la que se afirma:
[…] ¿por qué ‘César’ mantiene su identidad en secreto frente a la audiencia occidental? ¿Por qué ‘César’ se niega a reunirse incluso con periodistas o investigadores altamente dispuestos a colaborar?
4. La investigación de Carter-Ruck fue defectuosa, precipitada y políticamente sesgada:
[…] La investigación fue financiada por el gobierno de Catar, que es un gran partidario de la oposición armada.
[…] El estadounidense en el equipo de investigación legal, el profesor David M. Crane, tiene una larga historia de trabajos para el Departamento de Defensa de Estados Unidos  y la Agencia de Inteligencia de Defensa.
[…] el equipo de investigación ni siquiera examinó la mayoría de las fotografías.
El equipo investigador hizo su última entrevista con ‘César’ el 18 de enero, rápidamente finalizó un informe y se precipitó a los medios el 20 de enero, dos días antes del inicio de las negociaciones patrocinadas por la ONU.
El autoproclamado ‘rigor’ de la investigación de Carter-Ruck no tiene fundamento. Las afirmaciones de una investigación ‘científica’ […] se aproximan a lo ridículo.
5. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) está involucrada:
[…] la CIA tiene una larga historia de campañas de desinformación. En 2011, los informes falsos sobre el uso de viagra a fin de que los soldados libios cometiesen violaciones fueron ampliamente difundidos en los medios de comunicación occidentales […]. Décadas antes, el mundo se sorprendió al oír hablar de las tropas cubanas que luchaban en Angola violando a las mujeres angoleñas. El jefe de la estación de la CIA para Angola, John Stockwell, describió más adelante cómo inventaron el informe falso y lo extendieron alrededor del mundo. La CIA estaba muy orgullosa de ese logro de desinformación. El libro de Stockwell, In Search of Enemies, sigue siendo relevante.
6. Se describen procedimientos administrativos simples [propios de hospitales/morgues y no de ejecuciones] como misteriosos y siniestros.
7. Las fotos han sido manipuladas.
8. El catálogo de fotos tiene duplicados y otros errores.
9. Con pocas excepciones, los medios occidentales lo aceptaron sin crítica y promovieron la historia.
10. Los políticos han utilizado la historia de César para presionar a favor de una mayor agresión de Estados Unidos / OTAN.
11. La evaluación de Human Rights Watch está sesgada:
HRW ha sido muy activa en torno a Siria. Después de los ataques químicos en Damasco, el mayor de ellos el del 21 de agosto de 2013, HRW acometió un informe que concluyó que, sobre la base de un análisis vectorial de proyectiles entrantes, la fuente de los cohetes portadores de sarín debe haber sido territorio del Gobierno sirio. Este análisis fue desmentido posteriormente como un ‘montón de basura de la mala evidencia’ por el muy respetado periodista de investigación Robert Parry. El supuesto de HRW sobre la distancia de vuelo del cohete de armas químicas era defectuoso. Además, no era realista pensar que de un bote en el suelo se podía determinar la trayectoria del cohete con un 1% de precisión.
[…] Es sorprendente que el informe de HRW no reconozca las condiciones de guerra y las circunstancias en Siria. No hay ningún reconocimiento de que el gobierno y el ejército árabe sirio hayan sido atacados por decenas de miles de combatientes armados abiertamente financiados y apoyados por muchos de los países más ricos del mundo.
No hay indicios de la enorme pérdida de vidas sufrida por el ejército sirio y los partidarios que defienden su país. Las estimaciones actuales indican de ochenta a ciento veinte mil soldados sirios, milicianos y aliados que murieron en el conflicto. Durante los tres años 2011 - 2013, incluido el período cubierto por las fotos de César, se calcula que más de 52.000 soldados sirios y milicianos civiles murieron frente a 29.000 fuerzas anti-gubernamentales.
HRW tuvo acceso al conjunto completo de fotografías […]. ¿Por qué no enumeraron el número de soldados y fuerzas de seguridad sirios que identificaron? ¿Por qué no mostraron una sola imagen de esas víctimas?
12. Las acusaciones legales son sesgadas e ignoran el crimen supremo de agresión:
[…] estaban ansiosos por acusar al Gobierno sirio de ‘crímenes contra la humanidad’, pero la evidencia de ‘asesinato industrial’, ‘asesinato en masa’, ‘torturar hasta matar’ es dudosa y gran parte de la dura evidencia muestra otra cosa.
Por el contrario, hay pruebas claras y sólidas de que Siria es víctima de un ‘crimen contra la Paz’. Es de conocimiento público que la ‘oposición armada’ en Siria ha sido financiada, suministrada y apoyada de múltiples maneras por varios gobiernos externos.”
Hasta aquí el resumen de este contundente informe. La indecencia de la campaña de la SER puede ser mucho mejor valorada cuando la contrastamos con el posicionamiento (o el clamoroso silencio) que la SER ha tenido frente a otras querellas mucho más sólidas, fundamentadas, que afectaban a millones de víctimas incluidas algunas españolas y que no solo han sido aceptadas por los jueces de la Audiencia Nacional sino que han llegado a órdenes internacionales de captura. Pero eso quedará ya para otro día.



Publicado originalmente en: mallorcadiario
                                         ¿Es posible la paz?

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