El 14 de enero de 2014 Richard Lloyd, ex-inspector de armas de la ONU, y Theodore A. Postol, profesor de Ciencia, Tecnología y Política de Seguridad del Instituto Tecnológico de Massachusetts, presentaron en Washington un detallado informe sobre el ataque químico que tuvo lugar en la Ghouta oriental de Damasco el 21 de agosto de 2013.
El gobierno de Al Assad fue acusado entonces por la OTAN, sus ONGs y los medios corporativos occidentales de haber ejecutado este ataque químico, el cuál fue utilizado como argumento para reclamar una intervención de la “comunidad internacional” en Siria, es decir, un “bombardeo humanitario” con la excusa de “proteger a la población civil” (la doctrina R2P, Responsibility to Protect) tal y como había ocurrido en Libia en 2011.
Sin embargo las conclusiones del informe no pudieron ser más contundentes: desde un riguroso punto de vista técnico y científico era imposible que el ataque químico hubiese sido lanzado desde las posiciones que ocupaba el ejército sirio. Las pruebas presentadas por la inteligencia estadounidense eran “erróneas”, es decir, eran pruebas falsas o manipuladas (si dejamos a un lado el lenguaje diplomático) y “necesitaban ser explicadas” por parte de Washington, según estos expertos [1].
En aquel entonces algunos prestigiosos analistas independientes y periodistas de investigación – como Seymour Hersh o Christof Lehmann, entre otros – ya escribieron sobre la forma en la que llegaron las armas químicas a Siria. Estados Unidos – con Obama y Hillary Clinton a la cabeza – envió armas químicas a Siria a través de Turquía desde los arsenales que controlaban en Libia tras la invasión terrorista del país y posterior asesinato extrajudicial de Gadafi. En el año 2012 el Pentágono y la CIA junto a los regímenes de Arabia Saudí, Catar y Turquía llegaron a un acuerdo para realizar (a través de sus “rebeldes moderados”) ataques químicos de falsa bandera en Siria y acusar de ello al gobierno de Al Assad para tratar de forzar así una intervención militar internacional para derrocarlo [2].
En resumen, los ataques químicos de 2013 en Damasco fueron provocados por los terroristas “moderados” con armas químicas que les proporcionaron sus patrocinadores. Concretamente fue organizado por la inteligencia saudí, cuyos “rebeldes” en Siria asesinaron a cientos de personas (incluidos decenas de niños) para presentarlos como víctimas de los “bombardeos del régimen” [3]. La OTAN esperaba repetir en Siria el libreto “humanitario” que aplicó en Libia. En aquellos momentos esta coalición del terror (OTAN-CCG-Al Qaeda) no contaba con la implicación tan directa, contundente y efectiva que tuvo Rusia en Siria posteriormente.
A día de hoy, tres años y medio después de los ataques químicos en la Ghouta oriental de Damasco, todavía desde Occidente (gobiernos, prensa y ONGs) se sigue acusando al “régimen de Al Assad” de cometer aquellos crímenes. Lejos de rectificar, la historia ha vuelto a repetirse.
La OTAN-CCG y su aparato de propaganda han vuelto a acusar al “régimen de Damasco” de lanzar un ataque químico contra civiles en Jan Sheijun, en la provincia siria de Idlib, ocurrido este martes 4 de abril, una zona controlada por los terroristas yihadistas. Un análisis detallado de los hechos y de las imágenes que fueron publicadas tras los ataques (como el realizado por Paul Antonopoulos para Al-Masdar News), podría llevarnos a concluir que se trata de un nuevo ataque de falsa bandera de los terroristas al servicio de la OTAN, acompañado de una burda campaña de propaganda protagonizada por los Cascos Blancos, el brazo humanitario de Al Qaeda en Siria. Tanto su puesta en escena como la fecha en la que se tuvieron lugar los hechos, en vísperas de la Conferencia de Bruselas sobre Siria, apuntan en esa dirección claramente.
Sin embargo, una información aparecida posteriormente nos obliga a matizar y dificulta aún más las conclusiones. El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, confirmó que el ejército sirio había bombardeado un depósito de armas de los terroristas en Jan Sheijun, pero negaron rotundamente que hubiesen utilizado armas químicas. Este hecho, paradójicamente, refuerza el argumento de los terroristas y da “credibilidad” (al menos ante los ojos de Occidente) a las imágenes y vídeos difundidos por los medios corporativos, en los que se ven a decenas de civiles bajo los efectos de un supuesto ataque con “gas sarín” en Jan Sheijun, incluido decenas de niños. Por cierto, hablando de civiles y niños, cabe hacerse algunas preguntas:
¿Cómo había tantos niños muertos en el lugar del ataque (se habla de 30 niños de los aproximadamente 90 muertos que hubo en total) y sin embargo no hemos visto a ninguna mujer muerta o herida en las imágenes y vídeos difundidos? ¿Por qué había a esa horas de la noche tantos niños reunidos (incluidos bebés) cerca de un almacén de armas situado a las afueras de la ciudad? ¿Cómo es posible que en una ciudad controlada por los terroristas de Al Qaeda (llamados “rebeldes”) todos los muertos sean “civiles”, según nos relatan los medios de comunicación y gobiernos occidentales? ¿Por qué algunas de las 250 personas que fueron secuestradas por terroristas de Al Qaeda una semana antes en Majdal y Khattab, aparecen ahora entre las víctimas del ataque químico de Jan Sheijun? Todavía son muchas las cuestiones que están por aclarar [4].
Más allá de estas y otras preguntas que debemos hacernos, la hipótesis más plausible que personalmente barajo para explicar lo ocurrido, partiendo de la información que he podido ver hasta ahora, es que los terroristas de Jan Sheijun fueron “gaseados” con sus propias armas químicas después de que el ejército sirio bombardeara sus almacenes. Posteriormente esta situación fue aprovechada por los terroristas y su aparato de propaganda para recrear sobre el terreno un ataque químico por parte de la “aviación del régimen”. Todo esto sin descartar que los terroristas colocaran en la “escena del crimen” los cuerpos de otras personas asesinadas por ellos mismos, como ya hicieron en la Ghouta oriental de Damasco en agosto de 2013.
Por lo tanto, no existió ningún ataque químico por parte del legítimo gobierno de Siria, que no obtendría ningún beneficio (más bien todo lo contrario) de un ataque de este tipo porque no lo necesita para ganar la guerra contra el terrorismo, ni tampoco se ha demostrado que lo hiciera en el pasado. Pero tampoco es exactamente un atentado de falsa bandera al uso como el ocurrido en agosto de 2013. O al menos esto es lo que se desprende tras la confirmación del ataque por parte de Siria al depósito de armas químicas de los terroristas. Fue, eso sin duda, una operación de propaganda de guerra contra Siria lanzada por sus enemigos, que actuaron al unísono cada uno de ellos desde su trinchera: terroristas sobre el terreno, gobiernos de la OTAN, las principales agencias de noticias, medios corporativos, activistas y organizaciones humanitarias financiadas por las grandes corporaciones occidentales…
En cualquier caso, la absoluta torpeza (¿o hay algo más que se nos escapa?) del gobierno sirio resulta incomprensible. ¿Por qué a 24 horas de una importante conferencia internacional sobre Siria deciden bombardear un “depósito de armas químicas” sabiendo que esta acción iba a ser utilizada y manipulada por sus enemigos?
No hubo que esperar mucho tiempo para comprobarlo. Estados Unidos, Reino Unido y Francia convocaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el asunto. Acusaron de nuevo al “régimen de Al Assad” del ataque químico. No presentaron ninguna prueba, puesto que no ha habido tiempo para una investigación. Sus graves acusaciones se basan en la palabra de los terroristas de Al Qaeda en Siria, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, y de los vídeos e imágenes que difunden los Cascos Blancos a través del Alepo Media Center (AMC) y otras agencias de propaganda yihadista. Es decir, las potencias occidentales en la ONU ejercen de facto como portavoces de Al Qaeda en Siria. En realidad, con esta reunión de urgencia del Consejo de Seguridad, la OTAN únicamente trataba de escenificar ante el mundo la supuesta crueldad del “régimen sirio” y la necesidad imperiosa de intervenir en Siria por razones “humanitarias” y para poder juzgar internacionalmente a Bashar al-Assad por cometer “crímenes contra la humanidad”. Afortunadamente se encontraron con el veto de Rusia y China nuevamente.
En esa reunión del Consejo de Seguridad, el representante de Reino Unido, Mark Rycroft, dijo desconocer el uso de armas químicas por parte de los “rebeldes sirios”, en respuesta a una acusación de Rusia que exhortó a los presentes a investigar también esos ataques por parte de los “rebeldes” apoyados por Occidente. Hay que ser muy cínico para alegar “desconocimiento” desde una responsabilidad política de tan alto nivel, cuando existen pruebas contundentes del uso de armas químicas por parte de los terroristas en Siria. Sin ir más lejos, en agosto de 2016 en Alepo, cuando los “rebeldes” que patrocina el propio Reino Unido y la OTAN, bombardearon con gas sarín a la población civil de Alepo de la zona controlada por el gobierno sirio. Este ataque (y otros semejantes) no tuvo la misma repercusión mediática ni política, lógicamente. Además, la alta funcionaria de la ONU Carla del Ponte, cuando dirigía la Comisión Internacional de la ONU sobre Siria a principios del año 2013, afirmó que eran los “rebeldes” y no el gobierno quienes estaban utilizando gas sarín contra los civiles en Siria en aquel momento. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) no tuvo más remedio que reconocer, dos años y medio después de iniciar su investigación, que fueron los “rebeldes” y no el gobierno quien llevó a cabo el famoso y tan manipulado ataque con gas sarín en la Ghouta oriental de Damasco en agosto del año 2013.
Ahora, a pesar de la contundente evidencia que existe y que desacredita sus argumentos, desde Occidente pretenden resucitar el fantasma de las armas químicas para recuperar el pulso en una guerra que tienen perdida. EE.UU., Reino Unido y Francia conocen perfectamente el uso de armas químicas por parte de los yihadistas porque son ellos quienes los financian, dirigen y entrenan para que siembren el terror en Siria.
Estados Unidos y algunos aliados europeos están entrenando a rebeldes sirios sobre cómo asegurar arsenales de armas químicas en Siria, dijo a CNN un alto funcionario estadounidense y varios diplomáticos de alto rango. El entrenamiento, que se está llevando a cabo en Jordania y Turquía, incluye cómo monitorear y asegurar las existencias y manejar los sitios y los materiales de las armas (…). [Estados Unidos apoya a los rebeldes sirios con el entrenamiento para proteger armas químicas,- CNN, Departamento de Seguridad, 9 de diciembre de 2012]
REFERENCIAS – NOTAS
[1] Possible Implications of Faulty US Technical Intelligence in the Damascus Nerve Agent Attack of August 21, 2013,- (PDF) un informa del Grupo de Trabajo sobre Ciencia, Tecnología y Seguridad Global (Instituto de Tecnología de Massachusetts) http://www.voltairenet.org/IMG/pdf/possible-implications-of-bad-intelligence.pdf
Leer también: The Failed Pretext For War: Seymour Hersh, Eliot Higgins, MIT Rocket Scientists On Sarin Gas Attack (Mint Press News, 15/4/2015) http://www.mintpressnews.com/the-failed-pretext-for-war-seymour-hersh-eliot-higgins-mit-professors-on-sarin-gas-attack/188597/
[2] Seymour Hersh Says Hillary Approved Sending Libya’s Sarin to Syrian Rebels,- artículo del historiador e investigador Eric Zuesse (Strategic Culture Foundation, 28/4/2016) http://www.strategic-culture.org/news/2016/04/28/seymour-hersh-hillary-approved-sending-libya-sarin-syrian-rebels.html
[3] The East Ghouta Chemical Attacks (2013): US-Backed False Flag? Killing Syrian Children to Justify a “Humanitarian” Military Intervention,- Julie Lévesque recupera un artículo del profesor Michel Chossudovsky sobre aquellos ataques químicos (Global Research, 6/4/2017) http://www.globalresearch.ca/the-ghouta-chemical-attacks-us-backed-false-flag-killing-children-to-justify-a-humanitarian-military-intervention/5351363
[4] Sacando conclusiones; algo no cuadra en el ataque químico de Idlib,- un artículo de Paul Antonopoulos para Al-Masdar News (AMN), publicado el mismo día del ataque químico (4/4/2017) https://www.almasdarnews.com/article/sacando-conclusiones-algo-no-cuadra-en-el-ataque-quimico-de-idlib/
Publicado originalmente en: El Mirador Global
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