miércoles, 29 de agosto de 2018

Siria 2018: Estación Terminal de la Crisis.



Por Pablo Sapag M.

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. En el caso de Siria, su cuerpo de casi diez milenios de historia ha soportado un mal de casi ocho calendarios, hoy en fase residual.

Si se ha estado en Siria a partir de 2011 y los años sucesivos, en este 2018 el cambio se ve y se siente por doquier. Todos los pasos fronterizos con el Líbano funcionan normalmente. También los que comunican con Iraq. El importante cruce de Nassib con Jordania, durante años en manos de grupos armados diversos que solo lo usaban para internar armas, está a punto de reabrir para devolver a Siria su condición de corredor comercial entre los países del Golfo Pérsico y el Mediterráneo, ofreciendo así al país una fuente de divisas imprescindible en este periodo de reconstrucción sobrado de necesidades.
Derrotados los grupos armados en toda la provincia de Damasco y las de Deraa y Quneitra en el sur, más la pacificación del norte de la provincia de Homs y el sur de la de Hama, hoy solo la noroccidental gobernación de Idleb y algunas zonas rurales aisladas concentran la actividad militar. Por eso en Siria las comunicaciones interiores se han recuperado a niveles de pre-crisis.
Entre Damasco y Homs, por ejemplo, el trayecto de 160 kilómetros por la autopista central demora hora y media, igual que antes de 2011. Entre Homs y Hama, separadas por apenas 40 kilómetros, que en los peores momentos de la crisis se hacían en tres horas y media por los desvíos forzados por la presencia de los grupos armados y los daños a la infraestructura, hoy se recorren en apenas media hora.
Y así en buena parte de las ya reparadas carreteras del país, de donde se han levantado la mayoría de los controles o check points, que también ralentizaban el tráfico y generaban otros inconvenientes a unos viajeros para los que moverse de un punto a otro ha sido una tensa y onerosa odisea a lo largo de estos años de crisis que ahora termina. 

Vuelve el turismo local

Solo a la entrada de ciudades que han sido especialmente amenazadas o directamente castigadas por la violencia yihadista, como Sednaya, Maalula o Adra, se mantienen controles de acceso que una vez desaparecida la presencia de los grupos armados, sobre todo buscan ofrecer tranquilidad a sus residentes y cada vez más visitantes.
En Maalula, avanzan los trabajos de reconstrucción de lo mucho que fue destruido cuando entre octubre de 2013 y abril de 2014 fue asaltada a sangre y fuego y posteriormente ocupada dos veces por miembros de Jabhat al Nusra, la marca de la organización terrorista Al Qaeda en Siria.
Aunque se ha ido recuperando ya una parte importante de los daños ocasionados y al menos el turismo local vuelve a fluir para ver los monasterios de San Sergio y San Baco así como el de Santa Tecla y la grieta en la montaña por la que la Santa escapó de sus perseguidores paganos, las muestras del paso de los yihadistas son todavía muy visibles en iglesias y mezquitas.
Hay muchos iconos con los ojos arrancados, minaretes destruidos y en algunas estancias del monasterio de Santa Tecla aún no rehabilitadas, todavía se percibe que fueron ocupadas por una Jabhat al Nusra que dejó su firma aquí y allá.
Los daños en las Iglesias de San Jorge y la Virgen del Cinturón en Homs, también son visibles. Allí permanecieron dos años largos otros grupos armados que ocuparon los históricos barrios de Hamidiyeh, Bustan Diwan y Bab Hood, atrincherándose tanto en iglesias como en mezquitas. Caso emblemático es la mezquita de Jaled ibn al Walid, como las iglesias, también en proceso de reconstrucción, aunque a diferencia de ellas aún no abierta al culto.
Prioridad es la rehabilitación de templos cristianos y musulmanes porque reflejan la esencia de la sociedad siria, su carácter milenariamente multi-confesional. Precisamente lo que todos coinciden que ha permitido a Siria, una vez más a lo largo de su historia, sortear una crisis en la que han participado quienes desde dentro y desde fuera quieren acabar con la multi-confesionalidad, es decir, con el alma de Siria y su significado, ese que nunca han conseguido entender.
En Homs también se rehabilitan antiguos zocos de la época otomana, si no anteriores, por lo que la actividad comercial renace tímidamente. Las tareas de desescombro de calles, plazas y otros espacios públicos casi ha concluido y en la mayoría de los barrios el Estado ha restablecido los servicios de luz, agua, teléfono e incluso Internet.
Ello ha permitido que en algunos sectores afectados por la acción armada ya haya vuelto entre el 30% y el 40% de la población. Para agilizar el proceso, tanto las autoridades como las muchas ONG´s locales que trabajan por la normalización de Siria o la Cruz Roja Internacional desarrollan programas más que de reconstrucción, de rehabilitación de viviendas.
Con un presupuesto de unos 2500 dólares por unidad, se puede desescombrar un departamento y reponerle marcos de puertas y ventanas, los vidrios y, en su caso, la instalación de cañerías de agua y cableado eléctrico. Ese es el daño que ha sufrido la mayoría de las viviendas en Siria como reflejo del tipo de conflicto que allí se ha librado.
Los grupos armados ocupaban los perímetros exteriores de barrios y pueblos manteniendo como rehenes a la población o si estos habían logrado escapar, saqueando unas viviendas que, sin embargo, rehabilitadas en un proceso que dura no más de tres meses vuelven a ser habitables. Solo los edificios alcanzados por proyectiles de grueso calibre, tendrán que ser derribados completamente para en su lugar reconstruir otros. En algunos barrios concretos, como el de Bab Amro, deberán reconstruirse entre el 50% y el 70% de los edificios.
Como recientemente explicó el Gobernador de Homs, Talal Barazi, a una delegación de miembros de la Colectividad Siria de Chile, quienes allí poseían una propiedad tienen de acuerdo a la recientemente aprobada por el Parlamento Ley 10, un periodo de un año para acreditarla. Entonces, cuando las nuevas viviendas estén construidas recibirán una nueva que podrán habitar, vender o arrendar de acuerdo a las leyes del mercado.
Los planes contemplan que el 30% de las nuevas viviendas que se construyan en un periodo de cinco años, se reservarán para que las municipalidades puedan alojar a personas desplazadas y que antes de la crisis no eran propietarias.
Grúas, excavadoras y otros vehículos propios de la actividad constructora, también se ven en la periferia de Damasco, liberada a partir de marzo de este año y meses sucesivos y desde donde varias veces los grupos armados alcanzaron la Mezquita Omeya o la Catedral Mariamita en la Ciudad Vieja, donde mataron a vecinos y viandantes, como al exembajador de Siria en Chile, Fares Chain.
El desalojo de esos grupos de la Ghouta Oriental, el campo de refugiados palestinos de Yarmuk o la localidad de Hajjar al Aswad ha permitido levantar muchos de los incómodos check points dispuestos estos años en Damasco. Un periodo en el que en más de una ocasión la ciudad capital habitada continuamente durante más tiempo fue asaltada por los grupos armados, como en julio de 2012 o más recientemente cuando en marzo de 2017 ocuparon durante unas horas la estratégica rotonda de los Abasidas.   
Libre de amenazas, los damascenos se mueven sin temor por calles, plazas y mercados y se abocan a la recuperación de sus vidas y haciendas. Fácil no es porque el equivalente a tres años de Producto Interno Bruto de Siria ha sido arrasado y las consecuencias del embargo impuesto por Francia, EE UU, Turquía y otros países de Europa y el Golfo Pérsico afectan, sobre todo, a la población civil y muy especialmente a los servicios sanitarios, que como explicó a los miembros de la Colectividad Siria de Chile el Viceministro de Salud Dr. Ahmed Khalifawi, antes de la crisis eran cubiertos al 90 por ciento por el Estado.
Los sueldos medios son muy bajos, entre USD 70  y 115 mensuales, en muchos casos trabajando en más de una ocupación y en un país donde un litro de gasolina cuesta poco más de medio dólar. El alivio, sin embrago, ha venido por la estabilización de los precios tras unos años de inflación desbocada y la imparable devaluación de una lira siria que, sin embargo, en el último año ha rebotado, recuperando un 20 por ciento de su valor frente al dólar. Si en los peores momentos de la crisis un dólar llegó a cotizar a casi 560 liras sirias, hoy lleva meses a 430.
Más que nunca, yerba mate
El cambio de ciclo y la incipiente recuperación de un mercado interno que estos siete años y medio ha sido de mera subsistencia básica, se nota también en la vuelta de la publicidad al espacio público de carreteras y ciudades.
Junto a los más artesanales avisos ofreciendo clases de ruso que proliferan en todas las urbes sirias,  los de muchas empresas que se anuncian aludiendo directamente a su compromiso con la reconstrucción del país, destacan los de yerba mate, hace décadas presente en Siria después de ser introducida por emigrantes a la Argentina, Brasil o Chile y que en su momento volvieron a Siria.
Ya antes muy popular, la crisis ha terminado por consagrarla. Más económica que el café y muy fácil de preparar en los check points de esperas tensas y a veces negociaciones interminables, su consumo es ahora omnipresente, entre otras cosas porque también permite energizarse a unos sirios con una dieta aún lejos de recuperar su nivel de calorías pre-crisis.    
Afloran también las contradicciones, justificadas por algunos por la imperiosa necesidad  de captar divisas y seguir apuntalando la lira siria y con ella la estabilidad de precios. En los barrios más acomodados de las ciudades –donde muchos han acogido a desplazados de otras zonas, familiares o no- han vuelto a anunciarse unas clínicas de cirugía estética y belleza privativas para la inmensa mayoría pero reflejo del retorno de los empresarios y sus familias que en su momento salieron a Líbano u otros destinos más lejanos.
Hoy regresan para invertir y reactivar la industria y el tejido empresarial, como refleja la reapertura del Hotel Sheraton en Alepo, seis años cerrado y hoy, más que al turismo, reabierto para hombres de negocios, como se aprecia también en los de Damasco y Homs, donde hasta hace poco los únicos extranjeros solían trabajar para alguna organización internacional o venían en misión oficial de alguno de los países que han apoyado a Siria.
La vuelta de inversores y expatriados –muchos de Sudamérica- también se ha producido  por la recuperación de la normalidad en el Aeropuerto Internacional de Damasco, que ya enlaza regularmente con Amman, Bagdad, Basora, Dubai, Abu Dhabi, Sharjah, Kuwait, Muscat, Teherán, Ereván, Jartum y otros puntos y a través de vuelos chárter, también con Moscú o Argel, entre otros destinos.
El cambio de situación también se revela en un paisaje en el que el protagonismo lo tienen menos los efectivos del Ejército Árabe Sirio y más los de la Policía Nacional, la de Aduanas o la de Tráfico. En el caso de Homs, la vuelta de los agentes que regulan el tránsito es muy significativa. Ellos, que van desarmados, fueron las primeras víctimas de los grupos que en el primer semestre de 2011 querían crear una sensación de caos y vacío de poder.
Soldados yendo y viniendo a sus unidades y en algún control se siguen viendo, pero no más que en Beirut. Ya a principios de junio fueron licenciados 15 mil soldados que en diciembre de 2010 iniciaron su servicio militar de 18 meses y que debido a la situación permanecieron siete años en filas y combatiendo. Algunos de ellos cayeron en la defensa de Siria. Como a otros miles de mártires, se les homenajea en las paredes de pueblos y ciudades.
Con la actividad de combate remanente en manos de militares profesionales, muchos jóvenes se incorporan a los cuerpos de seguridad civil. También lo hacen algunos de los miembros de los grupos armados que aceptaron participar en los procesos de Reconciliación Nacional y depusieron las armas levantadas contra un Estado al que ahora ayudan a llegar a la estación terminal de la crisis. Para muchos, la de salida hacia el nuevo renacimiento de una Siria milenaria, multi-confesional y siempre eterna.
Aunque cada vez menos, aún es posible ver en las ciudades sirias a soldados yendo y viniendo desde y hacia sus destinos (Foto: Pablo Sapag M.)
Aunque cada vez menos, aún es posible ver en las ciudades sirias a soldados yendo y viniendo desde y hacia sus destinos (Foto: Pablo Sapag M.)

En Maalula convive el Monasterio de Santa Tecla ya restaurado con iconos profanados. En la cima de la colina, el destrozado Hotel Safir es testimonio de lo que allí ocurrió (Foto: Pablo Sapag M.)
En Maalula convive el Monasterio de Santa Tecla ya restaurado con iconos profanados. En la cima de la colina, el destrozado Hotel Safir es testimonio de lo que allí ocurrió (Foto: Pablo Sapag M.)
En el Monasterio de Santa Tecla aún es posible ver la huella de Jabhat al Nusra, la franquicia de Al Qaeda en Siria que ocupó Maalula entre 2013 y 2014 (Foto Pablo Sapag M.)
En el Monasterio de Santa Tecla aún es posible ver la huella de Jabhat al Nusra, la franquicia de Al Qaeda en Siria que ocupó Maalula entre 2013 y 2014 (Foto Pablo Sapag M.)
Mientras vuelve el turismo internacional, los sirios visitan la grieta en Maalula por la que Santa Tecla escapó de sus perseguidores paganos (Foto: Pablo Sapag M.)
Mientras vuelve el turismo internacional, los sirios visitan la grieta en Maalula por la que Santa Tecla escapó de sus perseguidores paganos (Foto: Pablo Sapag M.)
El Monasterio de Saidnaya recibe cada vez más peregrinos y turistas (Foto: Pablo Sapag M.)
El Monasterio de Saidnaya recibe cada vez más peregrinos y turistas (Foto: Pablo Sapag M.)
Detalle del Monasterio de Saidnaya (Foto: Pablo Sapag M.)
Detalle del Monasterio de Saidnaya (Foto: Pablo Sapag M.)
Plaza del Reloj Nuevo, en la Avenida Chukri Al Quwatli de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Plaza del Reloj Nuevo, en la Avenida Chukri Al Quwatli de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
La histórica Iglesia de San Jorge en Homs luce su restaurado tejado (Foto Pablo Sapag M.)
La histórica Iglesia de San Jorge en Homs luce su restaurado tejado (Foto Pablo Sapag M.)
Iglesia de la Virgen del Cinturón en Homs, también reabierta al culto después de su ocupación por grupos armados (Fotos Pablo Sapag M.)
Iglesia de la Virgen del Cinturón en Homs, también reabierta al culto después de su ocupación por grupos armados (Fotos Pablo Sapag M.)
Exterior de la Mezquita de Jaled ibn al Walid de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Exterior de la Mezquita de Jaled ibn al Walid de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Trabajos de rehabilitación de la mezquita Atalle en el barrio homsiense de Bab Hood (Foto: Pablo Sapag M.)
Trabajos de rehabilitación de la mezquita Atalle en el barrio homsiense de Bab Hood (Foto: Pablo Sapag M.)
Imagen de la destrucción provocada en el barrio de Al Waer, en Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Imagen de la destrucción provocada en el barrio de Al Waer, en Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
La mayoría de los barrios y sectores afectados, como Al Waer en Homs, ya han sido desescombrados. Ahora toca rehabilitar las viviendas afectadas (Foto: Pablo Sapag M.)
La mayoría de los barrios y sectores afectados, como Al Waer en Homs, ya han sido desescombrados. Ahora toca rehabilitar las viviendas afectadas (Foto: Pablo Sapag M.)
Las zonas más afectadas son los perímetros exteriores de los barrios ocupados por los grupos armados, como este de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Las zonas más afectadas son los perímetros exteriores de los barrios ocupados por los grupos armados, como este de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
Tímidamente y ya retechados, los antiguos zocos de Homs recuperan la actividad (Foto: Pablo Sapag M.)
Tímidamente y ya retechados, los antiguos zocos de Homs recuperan la actividad (Foto: Pablo Sapag M.)
Plaza de los Mártires de Damasco, donde hoy conviven viandantes con desplazados (Foto: Pablo Sapag M.)
Plaza de los Mártires de Damasco, donde hoy conviven viandantes con desplazados (Foto: Pablo Sapag M.)
Las paredes de toda Siria recogen el homenaje a los mártires de más de siete años de contienda (Foto: Pablo Sapag M.)
Las paredes de toda Siria recogen el homenaje a los mártires de más de siete años de contienda (Foto: Pablo Sapag M.)
En las ciudades se ven cada vez menos militares y más policías nacionales y de tráfico, como en esta rotonda de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)
En las ciudades se ven cada vez menos militares y más policías nacionales y de tráfico, como en esta rotonda de Homs (Foto: Pablo Sapag M.)

La publicidad comercial ha vuelto al espacio público. En este caso, en Homs (Foto Pablo Sapag M.)
La publicidad comercial ha vuelto al espacio público. En este caso, en Homs (Foto Pablo Sapag M.)
Cartel anunciando clases de lengua rusa en el damasceno barrio de Muhajirin (Foto: Pablo Sapag M.)
Cartel anunciando clases de lengua rusa en el damasceno barrio de Muhajirin (Foto: Pablo Sapag M.)
Publicidad de una clínica de belleza y cirugía estética en la damascena Plaza de Rawda (Foto: Pablo Sapag M.)
Publicidad de una clínica de belleza y cirugía estética en la damascena Plaza de Rawda (Foto: Pablo Sapag M.)
Publicidad en  la Avenida Al Jalaa (de la Evacuación de los ocupantes franceses) de una empresa de cables “comprometida con la construcción de Siria” (Foto: Pablo Sapag M.)
Publicidad en  la Avenida Al Jalaa (de la Evacuación de los ocupantes franceses) de una empresa de cables “comprometida con la construcción de Siria” (Foto: Pablo Sapag M.)
Aviso publicitario de la cada vez más popular yerba mate en la Avenida Nasr de Damasco (Foto: Pablo Sapag M.)
Aviso publicitario de la cada vez más popular yerba mate en la Avenida Nasr de Damasco (Foto: Pablo Sapag M.)
En zocos y tiendas se venden mates en los que se toma una yerba que durante la crisis se ha hecho todavía más popular en Siria. (Foto: Pablo Sapag M.)
En zocos y tiendas se venden mates en los que se toma una yerba que durante la crisis se ha hecho todavía más popular en Siria. (Foto: Pablo Sapag M.)
A pesar de la crisis, el Suq Hamidiyeh de Damasco nunca perdió su vitalidad. (Foto: Pablo Sapag M.)
A pesar de la crisis, el Suq Hamidiyeh de Damasco nunca perdió su vitalidad. (Foto: Pablo Sapag M.)
La retirada de checkpoints ha agilizado el denso tráfico de Damasco y otras ciudades (Foto: Pablo Sapag M.)
La retirada de checkpoints ha agilizado el denso tráfico de Damasco y otras ciudades (Foto: Pablo Sapag M.)
Tras siete años y medio de crisis y aunque cuesta arriba, Siria sale del laberinto. Escena de la Ciudad Vieja de Damasco (Foto: Pablo Sapag M.)
Tras siete años y medio de crisis y aunque cuesta arriba, Siria sale del laberinto. Escena de la Ciudad Vieja de Damasco (Foto: Pablo Sapag M.)
Antigua estación terminal del Ferrocarril Hijaz de Damasco a la Medina, en el centro de la capital siria (Foto: Pablo Sapag M.)
Antigua estación terminal del Ferrocarril Hijaz de Damasco a la Medina, en el centro de la capital siria (Foto: Pablo Sapag M.)

Publicado originalmente en: DIARIO SIRIO-LIBANÉS

jueves, 16 de agosto de 2018

Fracasaron los planes de Occidente contra Siria.




El ejército sirio izó la bandera nacional en la ciudad de Daraa, al sur de la República Árabe Siria, frontera con Jordania, al igual que en los territorios ocupados de Palestina y Altos del Golán, como símbolo de victoria sobre el terrorismo y sobre la coalición guerrerista internacional liderada por Estados Unidos de Norteamérica, que durante siete años ha jugado sucio (igual que Israel), utilizando todos los medios coercitivos bélicos de armas, medios de comunicación, bloqueo económico, infiltración de terroristas y la provocación con la utilización de armas químicas contra la población civil siria, con el firme propósito de culpar y derrocar al gobierno liderado por el presidente Bashar al-Assad.
Todos los intentos de Washington durante los gobiernos de Barack Obama y el tiempo que lleva el gobierno de Donald Trump de derrocar al presidente Bashar al-Assad e imponer un nuevo gobierno sirio que se ajuste a sus intereses, no solo han fracasado, sino que ha dado paso para que los grupos de resistencia árabe anti-imperialista de la región de Medio Oriente se hayan cohesionado, hayan formado un frente armado capaz de derrotar a las fuerzas invasoras occidentales en cualquier territorio árabe.
La guerra en Siria ha desenmascarado a las políticas occidentales, a los laboratorios mediáticos y a las propias organizaciones internacionales.
Mentiras como la que en Siria se desarrollaba una guerra religiosa entre sunitas y chiítas, que el gobierno sirio era un peligro para la región y el mundo por poseer armas químicas, que la oposición (siguiendo la ola de "la primavera árabe") había hecho surgir una "revolución popular" o "guerra civil", que había comenzado con protestas populares en febrero de 2011 en la ciudad de Daraa, o que los "shabijas" de la policía siria masacraban al pueblo, cuando en realidad era que Occidente había infiltrado francotiradores extranjeros para que dispararan a manifestantes y policías y crear confusión entre el pueblo, culpar al gobierno de Bashar al-Assad, para que pueblo y gobierno se enfrentaran y de esta manera justificar una intervención militar extranjera.
Todo ese laboratorio ha quedado al desnudo y en una gran mentira que quisieron imponerle al mundo. Hoy sabemos que el gobierno del presidente Bashar al-Assad estuvo y está librando una guerra contra el terrorismo internacional, y que con ayuda de la fuerza militar de Rusia, grupos de resistencias de la región como Hezbolá del Líbano, Hezbolá de Irak, Fatimiun de Irán, Brigada Hasan al Mujtaba de Irak, Saraya al-Ghalboun del Líbano, Fuerza al-Quds de Irán, Brigada Imam Hussein de Irak, Brigada Zeinabioun de Pakistán, Milicia Ansar Allah de Yemen, Milicia Haidarium de Irak, Partido Nacional Social de Líbano, Brigada Fatamiyoun de Afganistán, Milicia Saraya al-Mukhtar de Bahrein, Brigada Amar Bin Yasser, milicias palestinas y milicias sirias, con asesoramiento militar de Irán, están a semanas (con la batalla final que pronto se dará en la ciudad de Idlib al noroeste de Siria) de recuperar casi en su totalidad el territorio de la República Árabe Siria.
El tiempo ha sacado a la luz pública quiénes son los países patrocinadores del terrorismo internacional, quiénes contratan a los terroristas, quiénes los financian y los utilizan como satélites o fuerzas multilateral-paramilitares para desestabilizar gobiernos en el mundo, como quisieron hacerlo en Siria, infiltrando al-Qaeda y formando nuevos grupos mercenarios dentro del país árabe para futuras acciones en países de África, Asia y América Latina.
Hoy el mundo sabe que Estados Unidos de Norteamérica y la OTAN tejieron una urdimbre de organizaciones como las organizaciones no gubernamentales (ONGs) bajo la fachada de Defensores de Derechos Humanos, los Médicos Sin Fronteras, periodistas anónimos en el campo de batalla, cuyas funciones principales fueron y han sido la desinformación, la tergiversación de la verdad, la creación de expedientes falsos intimidatorios contra funcionarios militares y del Estado, para crear matrices negativas contra un gobierno y culparlos de los males que padece ese o esos países, caso Libia, Irak, Afganistán y Siria. Un ejemplo de esa urdimbre de organizaciones protegidas y financiadas por Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN son los "Cascos Blancos" infiltrados en Siria con la función de desinformar, combatir, espiar, manipular y crear expedientes de funcionarios, mapas de las posiciones del ejército de Siria y participar en la elaboración de planes guerreristas en contra del gobierno del presidente Bashar al-Assad.
Esta utilización del terrorismo por parte de Estados Unidos y la OTAN en todas sus dimensiones como una gran red, que abarca todas las acciones que van desde combatir con armas, causar caos en zonas urbanas, tratar de asimilar la cultura religiosa de un pueblo para manipularlo, hasta la propaganda masiva en los distintos medios de comunicación donde resaltan su supuesto heroísmo, o para manipular psicológicamente a través de informativos tergiversados, sirvió a las potencias occidentales como un laboratorio de prácticas y ensayos, que posiblemente sean utilizadas en futuras intervenciones en otros países.
Las derrotas continuas que ha ejecutado el ejército sirio y aliados a los grupos terroristas infiltrados en Siria, también han sido una derrota para Estados Unidos, Israel, la Unión Europea, los países del golfo árabe-pérsico, Turquía y la OTAN, que han visto cómo su poder e influencia sobre Siria ha disminuido, poniendo en evidencia las debilidades del sistema político y militar de Occidente, mientras las fuerzas militares como las de Rusia, Siria e Irán sobresalen ante los ojos de la comunidad internacional.
"Durante los últimos siete años de agresión, el ejército sirio ha demostrado al mundo que es una escuela de sacrificio, valentía y patriotismo, y que con su fortaleza ha hecho posible derrumbar las murallas del terrorismo", afirmó el presidente Bashar al-Assad durante la Celebración de los 73 años de la Fundación del Ejército Árabe Sirio.
El triunfo del ejército sirio sobre los grupos terroristas al sur de Siria generó de inmediato que los cascos azules de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF por sus siglas en inglés, que habían sido expulsados por el Estado Islámico en agosto de 2014) se desplegaran nuevamente a sus posiciones en la línea de demarcación del territorio en reclamación del Golán, bajo la protección de la policía militar rusa, que estableció ocho puntos de observación para preveer cualquier provocación de la parte israelí, ocupante desde 1973 del referido territorio sirio.
La recaptura por parte del ejército de Siria y aliados de casi todas las zonas y territorios del país, invadidos por grupos terroristas, también ha provocado que Estados Unidos de Norteamérica, quien tenía fuerzas militares estacionadas en el campo meridional de la provincia de al-Hasakah en la base militar improvisada en Rumailan, al norte de la provincia, esté trasladando su personal y equipos bélicos hacia la base de Ain al-Assad, en el norte de Irak.
Sin embargo, ahí permanecerán tropas europeas, en su mayoría francesas, y un número limitado de británicos e italianos, que, según ellos, es para proteger a la población kurda, aunque la presencia de estas fuerzas militares occidentales en territorio sirio es considerada violatoria de las leyes y de las convenciones internacionales, porque no tiene la aprobación o la invitación del gobierno del presidente Bashar al-Assad.
En síntesis, son fuerzas militares invasoras que están vulnerando la integridad territorial, agrediendo la soberanía de un pueblo y violando el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos, consagrado en la Carta de la ONU y en los Acuerdos Internacionales sobre Derechos Humanos.
La victoria del ejército sirio y los aliados sobre los grupos terroristas ha anulado otros planes geopolíticos y geoestratégicos de Occidente. Estados Unidos, la Unión Europea e Israel tendrán que guardarlos para otro momento, si las circunstancias y la historia se los permite, y uno de ellos es el plan para dividir a la República Árabe Siria en varios Estados, basados en criterios étnicos o religiosos, con el fin de asegurar la posibilidad de expansión y dominación de Israel en la región.
También anula la posibilidad de expansión de Turquía y la posibilidad de la creación del Estado kurdo o el Kurdistán.
Con el ondeo de la bandera siria en las ciudades de Daraa, Quneitra y Sweida, al sur de Siria, que Occidente había calificado como zonas de distensión y donde Estados Unidos había infiltrado más de 15 mil hombres armados, la mayoría formando filas en el Frente al-Nusra (un grupo terrorista apéndice de al-Qaeda y del Estado Islámico) y el Ejército Sirio Libre (ESL), cuyos objetivos eran: 1) debilitar las capacidades del ejército de Siria y capturar la capital, Damasco, para derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad, y 2) declarar la independencia de estos territorios y crear un emirato independiente en el sur de Siria, apoyado por Israel, Jordania y por la coalición internacional liderada por Estados Unidos, si el Ejército de Siria se atrincheraba para proteger a Damasco.
Los planes de Occidente sobre Siria han fracasado, y todo comenzó el 30 de septiembre de 2015, cuando Rusia aceptó la invitación formal del gobierno del presidente Bashar al-Assad y comenzó a bombardear a los grupos terroristas infiltrados en gran parte del país árabe.
Desde esa fecha, se abrió otro capítulo en la historia mundial y ahora observamos cómo el imperio estadounidense, junto a sus aliados europeos, se han ido desmoronando, tanto así, que hasta su poderío militar ha quedado obsoleto en comparación al desarrollo armamentista de Rusia.
Hoy la defensa y la fuerza del ejército de Siria, en todos sus componentes militares, no es la misma que antes de septiembre de 2015. Hoy cuenta con armas suficientemente potentes como para derribar aviones y misiles enemigos, como lo demostró en los últimos bombardeos e incursiones aéreas bélicas de Israel, Estados Unidos y aliados.
Hoy las tropas del ejército de Siria y los grupos de resistencia armados de la región árabe son los más preparados del mundo para librar cualquier situación de guerra. Estos combatientes se graduaron en el campo de batalla y no en el interior de los cuarteles.
El izamiento de la bandera en la ciudad de Daraa, al que Occidente pretendió llamar "la cuna de la revolución" y que más bien se convirtió en la tumba de todos los grupos terroristas, es una señal del renacer de la nueva República Árabe Siria.

Publicado originalmente en: Misión Verdad