martes, 26 de diciembre de 2017

De cómo las narrativas mataron al pueblo sirio.


El 23 de marzo de 2011, en el propio principio de lo que ahora llamamos "el conflicto sirio", dos jóvenes –Saer Yahya Merhej y Habil Anis Dayub– fueron asesinados a tiros en la ciudad sureña de Derá.


Merhej y Dayub ni eran civiles, ni le hacían oposición al presidente Bashar Al Assad. Eran dos soldados regulares dentro de las filas del Ejército Árabe Sirio (EAS).
Asesinados por pistoleros, Merhej y Dayub fueron los primeros de los 88 soldados que mataron en Siria en el primer mes de conflicto; en Derá, Latakia, Duma, Banyas, Homs, Moadamiya, Idlib, Hatasta, Suweida, Talkalakh y los suburbios de Damasco.
De acuerdo a la Comisión Independiente e Internacional de Investigación sobre Siria de la ONU, para marzo de 2012 el número de muertos combinados para el gobierno sirio fue de 2 mil 569, en el primer año del conflicto. Para ese momento, la cuenta total de bajas de la ONU de todas las víctimas de la violencia política en Siria fue de 5 mil.
Estos números ilustran un cuadro completamente distinto sobre los acontecimientos en Siria. Este sin duda no es el conflicto sobre el que leíamos en nuestros titulares; si acaso, la "paridad" de muertes en ambos lados incluso sugiere que el gobierno empleaba una fuerza "proporcional" al enfrentar la violencia.
Pero las muertes de Merhej y Dayub fueron ignoradas. Ni un solo titular de los medios occidentales contó su historia; o aquella de otros soldados muertos. Estas muertes simplemente no cuadraban con la "narrativa" occidental de los alzamientos árabes y tampoco cumplía con los objetivos políticos de los gobiernos de Occidente.
Para los políticos norteamericanos, la "Primavera Árabe" proveía la oportunidad única de desbancar a los gobiernos de los Estados adversarios en el Medio Oriente. Siria, el miembro árabe más importante del "Eje de la Resistencia" conducido por Irán, era el objetivo número uno.
Para crear el cambio de régimen en Siria, era necesario emplear la temática de la "Primavera Árabe" de forma oportunista; y así, los sirios tenían que morir.
El "dictador" sencillamente tenía que "asesinar a su pueblo", y el resto vendría después.
La "primavera árabe" es un relato de las hegemonías imperiales

Cómo matan las palabras

Cuatro narrativas claves se promovieron ad nauseam en cada medio de comunicación del mainstream occidental, comenzando en marzo de 2011 y ganando fuelle los meses a continuación:
  • El Dictador está matando a "su propio pueblo".
  • Las protestas son "pacíficas".
  • La oposición está "desarmada".
  • Esto es una "revolución popular".
Los gobiernos pro-occidentales de Túnez y Egipto acababan de ser defenestrados en una rápida sucesión dos meses atrás: y entonces el "marco" del cambio de régimen, empoderado desde abajo, existía en la psique regional. Estas cuatro "narrativas" cuidadosamente enmarcadas que habían ganado sentido en Túnez y Egipto, ahora eran preparadas y cargadas para deslegitimar y socavar cualquier gobierno al que se les lanzara.
Pero para emplearlas con todo su potencial en Siria, los sirios tenían que ir a la calle en números significativos, y los civiles tenían que morir en manos de las brutales fuerzas de seguridad. El resto podía narrarse como una "revolución" vía el vasto despliegue de medios extranjeros y regionales comprometidos con este discurso de la "Primavera Árabe".
Las protestas, sin embargo, no arrancaron en Siria de la misma forma en que lo hicieron en Túnez o Egipto. En esos pocos primeros meses, vimos reuniones que mayormente alcanzaban las centenas –a veces miles– para expresar varios grados de descontento político. A la mayoría de estos encuentros les seguía un patrón de incitación de las mezquitas bajo influencia wahabita en las oraciones de los viernes, o luego de los asesinatos locales que movilizarían multitudes enfurecidas a congregarse alrededor de los funerales públicos.
Un miembro de una prominente familia de Derá me explicó que había cierta confusión sobre quién asesinaba a la gente en su ciudad: si el gobierno o "partidos ocultos". Explicó que, para el momento, los ciudadanos de Derá eran de dos opiniones: "Una era que el gobierno le está disparando a más gente para detenerlos y obligarlos a terminar las protestas y cesar las reuniones. La otra era que milicias ocultas querían que esto continuara, porque si no, no habían funerales; no habían razones para la gente para reunirse":
Con el beneficio de la retrospectiva, revisemos estas narrativas sobre Siria a cinco años de conflicto: 
Sabemos ahora que miles de efectivos de la fuerza de seguridad siria fueron asesinados ese primer año, comenzando el 23 de marzo de 2011. Por lo tanto también sabemos que la oposición estaba "armada" desde el principio del conflicto. Tenemos evidencia visual de grupos armados entrando a Siria vía la frontera libanesa en abril y mayo de 2011. Sabemos de los testimonios de observadores imparciales que los pistoleros le apuntaban a los civiles en actos de terrorismo y que las "protestas" no eran para nada "pacíficas".
Una revolución popular no está financiada, armada ni asistida por Occidente
La misión de Liga Árabe condujo una investigación de un mes de duración a finales de 2011 y reportó:
"En Homs, Idlib y Hama, la misión observadora atestiguó que se cometían actos de violencia contra las fuerzas gubernamentales y los civiles, que resultaban en múltiples muertes y heridos. Ejemplos de esos actos incluyen la voladura de un autobús civil, asesinando a ocho personas e hiriendo a otras, incluyendo mujeres y niños, y el bombardeo de un tren que cargaba diesel. En otro incidente en Homs, explotaron el autobús de la policía, matando a dos oficiales. Un oleoducto y algunos puentes pequeños también fueron volados".
Residente sirio de larga data, el cura holandés Padre Frans van der Lugt, que fue asesinado en abril de 2014 en Homs, escribió en enero de 2012:
"Desde el principio los movimientos de protesta no eran puramente pacíficos. Desde el principio vi participantes armados marchando en las protestas que dispararon primero contra la policía. Con mucha frecuencia la violencia de las fuerzas de seguridad era una reacción a la brutal violencia de los rebeldes armados".
Unos meses antes, en septiembre de 2011, había observado:
"Desde el inicio ha existido el problema de los grupos armados, que también son parte de la oposición... La oposición en la calle es mucho más fuerte que cualquier otra oposición. Y esta oposición está armada y frecuentemente emplea violencia y brutalidad, sólo para luego culpar al gobierno de ella".
Aún más, también sabemos ahora que fuera lo que fuera en Siria, no se trató de ninguna "revolución popular". El ejército sirio permanece intacto, incluso luego de una cobertura abarcante de defecciones masivas. Cientos de miles de sirios continuaron marchando en manifestaciones no cubiertas en apoyo al presidente. Las instituciones del gobierno y la elite del mundo de los negocios han permanecido leales a Assad. Los grupos minoritarios –alawitas, cristianos, kurdos, druzos, chiítas y el partido Baath, que es mayoritarimente suní– no se unieron a la oposición contra el gobierno. Y las mayores áreas urbanas y los centros poblacionales permanecen bajo el paraguas del Estado, con pocas excepciones. 
Una "revolución" genuina, después de todo, no tiene salas operacionales en Jordania y Turquía. Ni es "popular" una revolución financiada, armada y asistida por Qatar, Arabia Saudita, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.

Tejiendo "narrativas" para ganancia geopolítica

El manual de Guerra No Convencional de las Fuerzas Especiales del ejército estadounidense de 2010 manifiesta:
"El propósito de los esfuerzos de la Guerra No Convencional (GNC) de Estados Unidos es explotar las vulnerabilidades políticas, militares, económicas y psicológicas desarrollando y sosteniendo fuerzas de resistencia para cumplir con los objetivos estratégicos de EEUU... Por el futuro previsible, las fuerzas estadounidenses se involucrarán en operaciones de guerra irregular".
Un cable secreto del Departamento de Estado de 2006 revela que el gobierno de Assad estaba en una posición más fuerte doméstica y regionalmente que en años anteriores, y sugería formas de debilitarlo: "Lo siguiente provee nuestro resumen de vulnerabilidades potenciales y las vías posibles para explotarlas...". Esto era seguido de una lista de "vulnerabilidades" –políticas, económicas, étnicas, sectarias, militares, psicológicas– y recomendaba "acciones" sobre cómo "explotarlas".
¿Fueron manufacturadas todas estas narrativas?
Esto es importante. La doctrina de Guerra No Convencional norteamericana sugiere que usualmente los Estados adversarios poseen minorías activas que se oponen y apoyan al gobierno respectivamente, pero para que tenga éxito un "movimiento de resistencia" debe persuadir la percepción de una gran parte de la "población en el medio, no comprometida" para voltearse contra sus líderes. Dice este manual (y tomo aquí de forma libérrima de un artículo anterior):
Para llevar a la "población intermedia no comprometida" a apoyar una insurgencia, la GNC recomienda la "creación de una atmósfera de mayor descontento a través de propaganda y esfuerzos políticos y psicológicos para desacreditar al gobierno".
A medida en que escala el conflicto, también lo debería hacer la "intensificación de la propaganda; la preparación psicológica de una población para la rebelión".
Primero, debe haber "agitación" local y nacional: la organización de boicots, huelgas y otros esfuerzos que sugieran descontento público. Luego, la "infiltración de organizadores extranjeros y asesores, además de propaganda foránea, material, dinero, armamento y equipos".
El siguiente nivel de las operaciones debe establecer "frentes nacionales [e.g. el Consejo Nacional Sirio] y movimientos de liberación [e.g. el Ejército Sirio Libre]" que movilizarán a largos segmentos de la población a aceptar el "incremento del sabotaje y la violencia política" y alenta la preparación de "individuos o grupos que realizan acto de sabotajes en centros urbanos".
Escribí sobre las estrategias de la guerra irregular apoyadas por el extranjero que se empleaban en Siria a un año de la crisis; cuando la abrumadora mayoría de narrativas todavía iban sobre el "dictador asesinando a su pueblo", que las protestas eran "pacíficas", la oposición mayoritariamente "desarmada", la "revolución" totalmente "popular", y sólo las fuerzas de seguridad del Estado hacían fuego sobre miles de "civiles".
¿Fueron manufacturadas todas estas narrativas? ¿Fueron escenificadas las imágenes que vimos? ¿O fue necesario solamente fabricar algunas cosas puesto que la "percepción" de la vasta población intermedia, una vez moldeada, crearía su propio momentum natural hacia el cambio de régimen?
¿Y qué hacemos nosotros en la región, con esta nueva y deslumbrante información sobre cómo dirigen las guerras en contra nuestra: usando a nuestras propias poblaciones como tropas de sus agendas extranjeras?
Lo que necesitamos es crear un rico vocabulario de narrativas propias

Crear nuestro propio "juego"

Dos pueden jugar en este juego de narrativas. 
La primera lección aprendida es que las ideas y los objetivos pueden ser elaborados, enmarcados con arte y empleados con gran eficacia.
La segunda lección para llevar es que necesitamos establecer medios más independientes y canales de distribución de información para diseminar nuestra propuesta de valores lejos y ampliamente.
Los gobiernos occidentales cuentan con un ejército de periodistas regionales y occidentales ridículamente serviles para bombardearnos con su propaganda día y noche. No necesitamos igualarlos en números de medios: también podemos emplear estrategias para impedir campañas de desinformación. Los periodistas occidentales que repetidamente publican información falsa, imprecisa y dañina que pone vidas en peligros debe negárseles la entrada a la región.
Estos no son periodistas –prefiero llamarlos combatientes mediáticos– y no merecen las libertades de acuerdo a la que merecen los profesionales de los medios. Si al primer año del conflicto estos periodistas occidentales hubieran cuestionado las premisas de cualquiera de las cuatro narrativas enumeradas más arriba, ¿habrían hoy 250 mil o más muertos? ¿Hubiera sido Siria destruida y sus 12 millones quedarían sin hogar? ¿Existiría, siquiera, el Estado Islámico?
¿Libertad de expresión? No gracias: no si tenemos que morir por los objetivos de seguridad nacional de otros.
Siria cambió el mundo. Trajo a los rusos y a los chinos (Brics) a la pelea y cambió el orden global de uno unipolar a uno multilateral; de un día a otro. Y creó una causa común entre un grupo de Estados claves en la región que ahora son la médula del "Arco de Seguridad" en ascenso desde el Levante hasta el Golfo Pérsico. Ahora tenemos inmensas oportunidades de re-elaborar el mundo y el Medio Oriente desde nuestra propia visión. ¿Nuevas fronteras? Las dibujamos desde dentro de la región. ¿Terroristas? Los derrotaremos nosotros. ¿ONGs? Crearemos las nuestras, con nuestros connacionales y con nuestras agendas. ¿Oleoductos? Nosotros decidimos dónde colocarlos.
Pero comencemos a construir esas nuevas narrativas antes de que el "otro" venga y llene el vacío.
Un consejo. Lo peor que podemos hacer es perder nuestro tiempo rechazando narrativas extranjeras. Eso nos convierte en los "rechacionistas" en su juego. Y les da vida. Lo que necesitamos es crear nuestro propio juego –un rico vocabulario de narrativas propias–, uno que nos defina, nuestra historia y aspiraciones, basadas en nuestras propias realidades políticas, económicas y sociales. Que el "otro" rechace nuestra versión, que se conviertan ellos en los "rechacionistas" en nuestro propio juego... y le den vida.

Publicado originalmente en: Misión Verdad

miércoles, 20 de diciembre de 2017

El asedio mas duro del siglo XXI: Deir Ez Zor.

En el siguiente articulo se analizara Deir Ez Zor desde todos los puntos de vista, comenzando por su rica historia y haciendo especial énfasis en los brutales combates que allí se llevaron a cabo durante la Guerra Civil Siria

Contexto historico

  La ciudad, como gran parte de las tierras de la actual República Árabe Siria paso por las manos de innumerable cantidad de civilizaciones, dejando todas su aporte en la magnifica diversidad cultural presente en la ciudad sobre todo en su arquitectura (parcialmente destruida). La zona fue un paso obligatorio para el comercio de la región por su estratégica ubicación junto al Río Eufrates en medio del desierto sirio. 

  La traducción de su nombre significa "monasterio de la Tamarita", dejando en evidencia su antigua tradición cristiana desde los tiempos del Imperio Bizantino, y fuertemente influenciada por la población de origen armenio quienes habitan la región desde hace siglos, pero mas aun luego del genocidio al nombrado pueblo por parte de Turquía, cuando la ciudad se convirtió en refugio (y a la ves tumba) de miles de refugiados, quienes convivieron pacíficamente con los árabes locales. Esta colectividad antes de la guerra tenia un pintoresco barrio con una iglesia construida en memoria de los caídos durante el genocidio, llegando a conformar antes de la guerra un 20% de la población de la ciudad aproximadamente.

Armenios de Deir Ez Zor en su barrio.

  Ocupada militarmente por Francia en 1921 en el contexto de la Primera Guerra Mundial, la ciudad albergo una importante base militar utilizada para combatir al imperio otomano. También cuenta en sus proximidades con valiosos yacimientos arqueológicos, como Dura Europos y la ciudad babilónica de Mari (se estima que fueron saqueadas por el Estado Islámico),  favoreciendo el turismo de la ciudad siendo antes de la guerra una de sus mayores fuentes económicas. La ciudad fue cede de numerosas protestas a favor y en contra del gobierno de Bashar al-Assad, la población es mayormente musulmana suní (en parte descontenta con Assad) lo que llevo a que una porción de sus ciudadanos se unieran al por entonces poderoso FSA.


            
       Dura Europos construido el siglo VIII a.c.

Protesta en contra de Assad en Deir Ez Zor.

                  

Guerra civil siria: los combates en Deir Ez Zor

  La ubicación de Deir Ez Zor en el corazón de la denominada "Siria suní", región en la que esta religión predomina apoyando  desde un comienzo las protestas desencadenadas por la "revolución siria", sumada a la estratégica ubicación cercana a la frontera con Irak y los pozos petrolíferos de la gobernación homónima hacían suponer un panorama desolador para las guarniciones gubernamentales allí ubicadas. Llegando a finales de noviembre de 2012 la oposición siria avanzaba en Mayadin y toda la región oriental del Eufrates, acercándose peligrosamente a la capital provincial.

  En el amanecer del año 2013, precisamente el 5 de enero, las ofensivas rebeldes en el Eufrates oriental llega a Deir Ez Zor produciendo combates al este de la ciudad, capturando pequeñas zonas. Por mayo del mencionado año el por aquel entonces denominado Frente al-Nusra (filial siria de al-Qaeda) se había hecho con el control de los pozos petrolíferos entre Raqqa y Deir Ez Zor, sumado al apoyo económico recidivo por las monarquías del golfo hacia contar con infinita cantidad de dinero a la coalición rebelde, comprendida por aquel entonces por el Ejercito Libre Sirio, al-Qaeda y el Estado Islámico de Irak y El Levante (ISIS).

Dura situación en Deir Ez Zor totalmente aislada.

  Por el resto de 2013 e inicios de 2014 en la ciudad se vivía una situación de "calma tensa", ya que allí no había combates, pero las fuerzas rebeldes tomaban progresivamente el control de toda la gobernación de Deir Ez Zor, capturando toda la orilla al norte del Eufrates de dicha región. Promediando enero de 2014 las fuerzas opositoras lanzan una potente ofensiva por el flanco norte de la ciudad tomando por marzo la mitad de la ciudad, esta tensa situación sumada al aislamiento cada ves mas notorio entre la ciudad y el resto de las zonas controladas por Assad hacia suponer que el resto de la ciudad caería fácilmente.

Ofensiva rebelde rompe las líneas defensivas por el norte de la ciudad.

  Para complicar aun mas la ya difícil situación, la coalición rebelde-yihadista corta la ultima vía de suministro entre la ciudad y el resto de las zonas gubernamentales, dejando como única vía de abastecimiento (tanto militar como humanitaria) al Aeropuerto Internacional de Deir Ez Zor, quedando como defensa de la ciudad la Brigada 104 de la Guardia Republicana Siria comandada por Issam Zahreddine, popularmente conocido como "El Druso", quien por su heroica defensa y martirizacion es recordado en Siria como héroe nacional, ademas de ser reconocido en todo el mundo.

  Cuando la situación parecía decantada en favor de las fuerzas rebeldes, una disputa de poder entre al-Qaeda e ISIS lleva a la ruptura de la coalición y posterior enfrentamiento entre dichas organizaciones. Estos combates entre sublevados le dan una bocanada de aire a las asediadas fuerzas gubernamentales ya que estos se centraban en los combates internos, los cuales fueron aplastantemente ganados por ISIS, liquidando a las fuerzas opositoras de las gobernaciones de Raqqa, Hassakah y Deir Ez Zor. El Estado Islámico por aquel entonces parecía imparable capturando gigantescas áreas tanto en Siria como en Irak y llegando a declarar un califato islámico sobre todos los musulmanes del planeta, a partir de este periodo la organización terrorista controla aproximadamente la mitad de Deir Ez Zor antes controlada en conjunto con el FSA.

Mapa ilustrando el asedio total de la ciudad por parte de ISIS.

  Si bien a partir del asedio total por parte de ISIS a las fuerzas gubernamentales de la capital provincial hizo muy difíciles las condiciones de combate y la vida de los aproximadamente 150.000 civiles atrapados en ella, la situación militar poco se altero a lo largo de un extenso periodo a pesar de las idas y vueltas en las ofensivas terroristas y contraofensivas gubernamentales, pasando la rotonda panorama de mano en mano numerosas ocasiones. La situación era estable para las fuerzas comandadas por "El Druzo" hasta que un hecho inaudito ocurrió, a mediados de septiembre de 2016 aviones de las Fuerza Aérea de Estados Unidos bombardean posiciones estratégicas del ejercito sirio matando a al menos 80 soldados de la Guardia Republicana. En su defensa argumentaron que se trato de un "error", que "extrañamente" golpeo colinas claves en la defensa de la ciudad que luego fueron tomadas por ISIS.

  Con el condicionamiento de haber perdido las colinas que le otorgaban al ejercito sirio control de fuego en el frente con ISIS a raíz del bombardeo norteamericano, las defensas de la ciudad quedaron mas vulnerables aun. Bajo esta circunstancia favorable la organización terrorista lanza una potente ofensiva en enero de 2017 llevando a lo mejor de sus combatientes a la zona, el objetivo era crear una nueva capital para le califato en Siria ya que Raqqa se veía cada ves mas amenazada por el avance de las fuerzas kurdas. La ofensiva terrorista lograría separar con éxito al aeropuerto del resto de la ciudad dejándolos así sin vías de suministros.

Deir Ez Zor y su aeropuerto separados en cercos diferentes.

  Las condiciones de combate y vida para militares y civiles eran durísimas, escaseando tanto municiones como productos alimenticios básicos. A pesar de las muy desfavorables condiciones las lineas de combates poco se moverían hasta septiembre de 2017, recibiendo suministros humanitarios y militares únicamente lanzados por aviones, lograrían heroicamente resistir las innumerables ofensivas del "califato" en la ciudad. Paralelamente a la defensa de la ciudad, una coalición de milicias sirias y extranjeras comandadas por las Fuerzas Tigre de Suhail al-Hassan (el Tigre) se acercaban cada ves mas a la ciudad desde dos frentes, uno por el eje Palmira (Tadmur)- Sukhna y el otro por la costa del Eufrates. Estas milicias avanzarían hasta que en septiembre de 2017 fuerzas Tigre y la Guardia Republicana romperían el asedio sobre la ciudad, por lejos el mas duro de todo el siglo XXI, poniendo fin a la agonía de los soldados y los miles de civiles atrapados en la ciudad.

                 
       Civiles de la ciudad festejan la rotura del cerco.
Soldados sirios posan luego de romper el asedio.
     

Acontecimientos post rotura del cerco a la ciudad

  Una ves finalizado el brutal cerco sobre las zonas gubernamentales de la capital provincial, aun quedaban los soldados que defendían el cerco atrapados por terroristas de ISIS. Para fortuna de estos aguerridos combatientes las fuerzas yihadistas por estas alturas estaban muy debilitadas moral y militarmente, lo que provocaría que unos pocos días después de romper el asedio en la ciudad, se termina también con el del aeropuerto, precisamente el 7 de septiembre de 2017. Ya roto ambos asedios, era hora de asegurar los alrededores de la ciudad para evitar que vuelva a ser rodeada por terroristas. En pocas semanas las fuerzas gubernamentales liberan Ma´adam (oeste), Mayadin (este) y Salhiya (norte), todos bastiones de ISIS en los respectivos puntos cardinales si tomamos como referencia a Deir Ez Zor.

  Ya asegurados los flancos de la ciudad llega el momento de "limpiar" de yihadistas las zonas que aun controlaban. Los combates fueron letales en ambos bandos como nos tiene acostumbrados cada ves que se produce una batalla urbana, tanto en las zonas densamente pobladas pero sobre todo en las islas ubicadas a mitad de camino entre la orilla norte y sur del Eufrates. Para el 2 de noviembre de 2017 los sangrientos combates en la ciudad habían acabado, aplastante victoria del ejercito de Assad que ahora controlaba el 100% de la ciudad. A las pocas semanas del mismo mes las islas alrededor de la ciudad fueron también liberadas, presentando extrañamente mayor resistencia que en el resto de la ciudad, aunque es lógico teniendo en cuenta que allí se ubicaban los focos de resistencia restantes de la organización terrorista. 

Ejercito avanza en los barrios restantes.

  Estas batallas obviamente no serian gratuitas para Siria, los combates en la isla Hawijah se cobraron la vida de Issam Zahreddine "El Druzo", al alcanzar una mina terrestre el vehículo en que se desplazaba. Este martirio del héroe nacional que defendió a la ciudad por tres años puso en duelo a toda la nación árabe. Combatiendo en las trincheras codo a codo con sus subordinados, hecho inaudito en cualquier guerra debido al peligro que esto representa. Su coraje y habilidad a la hora de combatir le traerían el reconocimiento y afecto de todas partes del planeta al ser tal vez el militar sirio mas reconocido, incluso embargado por la Unión Europea y bombardeado por USA. Jamas abandono a un soldado herido, circularon fotos de el mismo cargando en sus brazos a compañeros para quitarlos de las lineas de combate y llevarlos a un hospital seguro. Fue sepultado en Suwaida, su ciudad natal, donde todas las comunidades sirias lo despidieron con afecto, sobre todo la druza local.

Multitudinario funeral del héroe sirio Issam Zahreddine.

  No podemos obviar que a pesar de contar en la actualidad con un suministro de productos humanitarios regular y ser desminada, la ciudad sufrió grandes daños en su infraestructura y en victimas civiles, la ciudad sera reconstruida con el tiempo, pero como me gusta recordar personalmente, las vidas y el patrimonio cultural antiquísimo destruido se pierde para siempre.

Barrio gravemente dañado en Deir Ez Zor.

Publicado originalmente en: El Druso

viernes, 24 de noviembre de 2017

Siria y Palestina dos pueblos hermanos.


A más de seis años del inicio de las hostilidades en Siria, las repercusiones de esta guerra han traspasado las fronteras del país asiático y han alcanzado prácticamente todo el globo, convirtiéndose en uno de los conflictos más internacionalizados de la actualidad. Un país que se ha visto particularmente afectado por el conflicto ha sido Palestina, cuyos lazos con la vecina Siria se remontan a varias décadas atrás.

Siria y Palestina, una vieja amistad

Solo en 1948, tras la proclamación del Estado de Israel, más de 90.000 refugiados palestinos huyeron a Siria. Desde entonces, su población residente en el país levantino ha aumentado hasta alcanzar las 581.000 personas en 2011.
Siria no se limitó a acoger refugiados. Dentro de su línea panarabista, y a diferencia de otros Estados vecinos, la República Árabe Siria concede, o al menos concedió hasta el inicio del conflicto, a los palestinos los mismos derechos y deberes que a sus nacionales, exceptuando la ciudadanía y derechos políticos como el voto. Así, los palestinos tenían acceso a la adquisición de una casa o de un empleo, a la educación y sanidad, llegando incluso a poseer unos pasaportes especiales (el Documento Palestino de Viaje) para poder entrar y salir del país como los ciudadanos del mismo. Por todo ello, la diáspora palestina pasó a formar parte del tejido económico y social de Siria. Sin embargo, la relación del Estado sirio con los palestinos fue más allá. Gobernada desde 1963 por el Partido Ba’ath Árabe Socialista, Siria es considerada como un baluarte del nacionalismo árabe y la resistencia frente a Israel, así como uno de los principales patrocinadores de la resistencia armada palestina.
El gobierno sirio ha financiado, armado y entrenado a grupos guerrilleros palestinos, en un principio nacionalistas laicos de izquierda, que desde la década de los 60 se asentaron en el campo de refugiados de Yarmouk, al sur de Damasco. Entre ellos destaca el célebre Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que conciliaba el panarabismo secular con el marxismo-leninismo, y qué ganó notoriedad por sus secuestros de aviones. Un grupo cuyas relaciones con el régimen sirio fueron turbulentas en sus inicios, pues consideraba que, tras la destrucción del Estado de Israel, la ‘revolución socialista árabe’ se extendería por el Levante y derrocaría a la ‘pequeña burguesía’ que regía Siria. Estas tesis llevarían al arresto de George Habash, líder y fundador de la organización, en 1968, acusado de conspirar contra el Ba’ath.
Guerrilleros del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Este del Jordán, 1969

Ese mismo año, se produce una escisión en el seno del FPLP: Ahmad Jibril, un antiguo oficial del Ejército Árabe Sirio, y sus partidarios abandonan el grupo para fundar el Frente Popular para la Liberación de Palestina – Comando General (FPLP-CG). Según la recién nacida organización, el frente de Habash se centraba demasiado en la filosofía marxista, descuidando las operaciones militares contra los israelíes. Desde entonces, el FPLP-CG ha dependido íntegramente del régimen sirio para subsistir, convirtiéndose en el valedor de sus intereses dentro de la resistencia palestina. Con un perfil similar, está el Ejército por la Liberación de Palestina (ELP), considerado el brazo palestino del ejército sirio. Tanto el FPLP-CG como el ELP intervinieron en la llamada ‘Guerra de los Campos‘, que, en el marco de la Guerra Civil Libanesa (1975-1990), enfrentó a las diversas facciones palestinas de los campos de refugiados de Líbano. Hafez al-Assad utilizó a ambos como ‘proxies’ contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por el partido ‘Fatah’, de Yasser Arafat
Tras la caída de la Unión Soviética y el desmoronamiento del socialismo en todo el planeta, Oriente Medio vivió un auge del islamismo que no dejó de lado a Palestina. Entre finales de los 80 y principios de los 90, y sobre todo tras los Acuerdos de Oslo de 1993 por los que la OLP de Arafat reconocía al Estado de Israel, los grupos islamistas Hamas (en árabe ‘fervor’, y a su vez acrónimo de ‘Movimiento de Resistencia Islámica’) y la Jihad Islámica Palestina, arrebataron el liderazgo de la lucha contra la ocupación a la izquierda secular y nacionalista.
Siria acogió y, al igual que hizo en el pasado con los grupos seculares mencionados, financió, entrenó y armó a los dos movimientos islamistas. Así, en 1989, Fathi Shaqaqi, líder de la Jihad Islámica, estableció en Damasco la sede de dicha organización, al igual que hizo Hamas diez años más tarde tras ser expulsada de Ammán por el gobierno jordano (no obstante, su comando de operaciones llevaba desde 1995 asentado en la capital siria). Se daba así una situación bastante paradójica, teniendo en cuenta que ambas facciones islamistas procedían directamente de la rama palestina de los Hermanos Musulmanes, un movimiento sunní conservador enemigo acérrimo del panarabismo laico que propugnaba el Ba’ath.

La Siria secular y la resistencia islámica

Tras la firma de los Acuerdos de Oslo y el derrocamiento del régimen iraquí en 2003, la hegemonía de Estados Unidos, Israel y sus aliados en Oriente Medio era indiscutible. Sin embargo, el surgimiento de un nuevo bloque geopolítico pondrá en jaque la supremacía occidental en la región. El autodenominado ‘Eje de la Resistencia‘, compuesto por Irán, Siria, Hezbollah y los grupos palestinos que rechazaron Oslo (entre los que destacaba Hamas) inclinó la balanza de poder a su favor tras las victorias de Hezbollah contra el ejército israelí en el Sur del Líbano (2000 y 2006) y el establecimiento de una fuerte resistencia armada en Gaza. Es durante este periodo, cuando los lazos entre el gobierno sirio (ya bajo la presidencia de Bashar al-Assad) y los islamistas palestinos se estrechan, siendo comunes las reuniones entre ambos actores. Así, durante la Guerra de Gaza de 2008-09, la República Árabe Siria surtió de armamento, así como de ayuda humanitaria, a las facciones palestinas que operaban en la franja, principalmente a Hamas, como también a la Jihad Islámica y el FPLP. Prueba de la amistad que por aquellos años existía entre Siria y Hamas, son las siguientes declaraciones de Khaled Mashaal, líder del Buró Político de la organización, en una manifestación en Damasco por el fin de la Guerra de Gaza: “a quienes estuvieron con nosotros en secreto y en público, a quienes nos apoyaron financiera, material y políticamente; ¿por qué no deberíamos dar las gracias a Bashar al-Assad, que permaneció con nosotros como un (auténtico) hombre?”.
El presidente sirio Bashar al-Assad recibe a Khaled Mashaal, líder del Buró Político de Hamas. Damasco, 3 de julio de 2008.
Sin embargo, la estrecha relación entre el régimen sirio y Hamas se vio truncada por los acontecimientos que siguieron a la llamada ‘Primavera Árabe’ en Siria. En marzo de 2011, la violencia llega a las calles de Siria, y a lo largo del verano la oposición pasa de la guerrilla urbana a la insurgencia militar, con la formación de grupos como el Ejército Libre Sirio. Comienza así la Guerra Siria que perdura hasta nuestros días.
Mientras Irán y Hezbollah se apresuraron en cerrar filas con el gobierno sirio, pues sostenían que la insurrección había sido orquestada por Estados como EEUU, Israel, Arabia Saudí y Turquía, Hamas no se pronunció al respecto. Una situación incómoda para el gobierno de Bashar, pues Hamas constituía un aliado muy importante, y su postura ambigua hacía latente el cisma producido en el Eje de la Resistencia a raíz de la cuestión siria. Por aquel entonces, en el Mundo Árabe e Islámico ya se empezaba a concebir la idea de que en Siria, el brutal régimen alawita (secta del Islam a la que pertenece el presidente Bashar al-Assad, minoritaria en el país) estaba aplastando a la mayoría musulmana sunní que pedía libertad. Así, Hamas se vio en una encrucijada al tener que elegir entre permanecer leal al régimen que durante años le había apoyado en su lucha contra Israel; o por otra parte conservar la imagen que se había forjado entre árabes y musulmanes como ‘vanguardia del Islam (sunní)’ frente a la ocupación israelí. Así mismo, según diversas encuestas, la mayoría de la población palestina se mostraba partidaria del bando rebelde, por lo que el grupo islamista se arriesgaba a perder partidarios en su propia Patria.
A finales de 2011, cuando la situación en Siria ya era insostenible, oficiales de Hamas comenzaron a abandonar el país con destino a Qatar, tradicional patrocinador del islamismo político, y Egipto, donde por aquel entonces los Hermanos Musulmanes se estaban haciendo con el poder. Así mismo, su sede fue trasladada a Qatar. Meses antes, Khaled Mashaal había recomendado al gobierno sirio aplicar reformas, lo cual irritó no solo a Bashar, sino también a Irán, que como represalia interrumpió su financiación mensual al grupo.
Finalmente, en febrero de 2012, y tras el fracaso de los intentos de mediación de Hezbollah, Hamas se pronuncia oficialmente sobre la crisis siria. Ismail Haniyeh, entonces líder del movimiento en la Franja de Gaza, se desmarcó públicamente del régimen de Damasco al declarar que “saludaba al pueblo sirio que busca libertad, democracia y reforma”. Se materializaba así la ruptura de la facción islamista con el Eje de la Resistencia, pasando a refugiarse bajo el paraguas de Turquía, Qatar y Egipto. No obstante, el apoyo de Hamas a la revuelta no se limitó a unas declaraciones. Según diversas fuentes, decenas de militantes de las Brigadas A’zz ad-Din al-Qassam (brazo armado de Hamas) se habrían trasladado a Siria para apoyar la insurrección, asesorando y entrenando a grupos rebeldes como el Ejército Libre Sirio y Ahrar al-Sham. En 2013, un diario afín a Hezbollah afirmó que, en la Batalla de Qusayr, el bando rebelde había utilizado tecnología iraní cedida a Hamas para la construcción de túneles. Así mismo, el gobierno sirio declaró que el movimiento palestino había apoyado a Jabhat al-Nusra (filial de al-Qaeda en Siria) en su levantamiento contra el régimen en Yarmouk. Pese a todas las acusaciones, Hamas negó cualquier implicación directa en el conflicto, alegando que la organización “no combate a ningún régimen o sociedad árabe, y que no interfiere en los asuntos internos de ninguna sociedad”, siendo ex-militantes quienes, a título individual, tomaban partido por la rebelión.
Partidarios de Hamas portan la bandera utilizada por los rebeldes sirios durante una manifestación contra los ataques israelíes sobre Gaza. Hebrón (Cisjordania), 21 de noviembre de 2012.
Sin embargo, a medida que se desarrollaba la guerra, Hamas comenzó a replantearse su posición. A lo largo de 2013, se fueron produciendo acercamientos entre el grupo palestino y Hezbollah, “acordando discernir” en cuanto al conflicto sirio. En julio de ese año, el gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanes es derrocado por un golpe de Estado, cayendo uno de los principales apoyos de Hamas. En Siria, el bando gubernamental se fortalecía mientras el rebelde se radicalizaba aún más si cabe. Así mismo, la Guerra de Gaza de 2014 le llevó a restaurar sus viejas alianzas, dado que sus nuevos benefactores (Qatar y Turquía) no podían sustituir a Irán en el plano militar. Pese a las reticencias de Bashar, Irán y Hezbollah retomaron su cooperación con el grupo islamista en forma de financiación y asistencia militar. Un apoyo que, según oficiales de Hamas, fue determinante en la “victoria” sobre Israel. Sin embargo, pese a la normalización de las relaciones con Irán y Hezbollah, y la voluntad de Hamas de hacer lo propio con el gobierno sirio, este último se obcecó en su postura afirmando que les “habían traicionado repetidamente” y no volverían tener ningún tipo de trato con ellos.
Un punto de inflexión en el acercamiento de Hamas hacia sus antiguos socios será la elección de Yahya Sinwar como nuevo líder del movimiento en la Franja de Gaza, en febrero de 2017. La elección del histórico militante de las Brigadas al-Qassam supuso la imposición del brazo armado sobre el político, este último más propenso a la colaboración con Qatar y Turquía, mientras que el militar era consciente de que necesitaban a Irán. Así, en mayo de 2017, Hamas publica un documento según el cual se desmarcaba de los Hermanos Musulmanes, un claro guiño a sus antiguos socios. Desde entonces, se ha producido un paulatino acercamiento entre el movimiento y Damasco, si bien este aún se muestra reticente a restaurar el apoyo que le brindó durante los años previos a la guerra.
A la derecha, Yahya Sinwar, nuevo líder de Hamas en la Franja de Gaza. A su lado, a la izquierda, Ismail Haniyeh, predecesor de Sinwar y actual líder del movimiento.
Mientras la guerra de Siria alejó a Hamas de sus antiguos aliados, la otra gran facción islamista de Palestina, la Jihad Islámica, permaneció fiel al Eje de la Resistencia. Desde sus orígenes, y pese a su condición musulmana sunní, el Movimiento de la Jihad Islámica de Palestina se había visto influenciado por el islamismo revolucionario que predicaba el ayatollah Khomeini, manteniendo una mayor afinidad ideológica con Irán y Hezbollah que el resto de grupos palestinos. Al igual que la dirección de Hamas, Ramadan Sallah, líder del movimiento, abandonó Siria al inicio de la crisis (según la versión oficial por motivos de seguridad), asentándose junto al resto de la dirección en Irán, mas su sede permaneció en Damasco. La Jihad Islámica no se volcó con el régimen sirio como hicieron Hezbollah u otros grupos palestinos, conciliando su ‘imparcialidad’ con el discurso de sus aliados. Así, en 2012, Abu Imad al-Rifai (líder del grupo en Líbano), afirma en una entrevista que desde su organización creen que “se deben apoyar las reformas en Siria, sin que esta sea arrastrada al plan que trata de apartar al país de su rol en el conflicto contra el enemigo sionista”. Así, el movimiento palestino defiende la tesis de Bashar y sus socios, que el conflicto fue instigado por potencias extranjeras para debilitar la resistencia frente a EEUU e Israel.
Inicialmente, la Jihad Islámica se benefició de la ‘traición’ de Hamas, siendo su lealtad premiada por Irán, que aumentó la financiación y el armamento destinado al grupo. Sin embargo, a principios del 2016 (cuando la reconciliación de Hamas con Teherán se estaba fraguando) Irán corta el 90% de su apoyo financiero al movimiento islámico, dejando al grupo en bancarrota. Al parecer, la República Islámica había dejado de pagar a su “importante aliado” porque estos se negaron a declarar públicamente su apoyo a los rebeldes Houthis de Yemen, que combaten a la coalición árabe liderada por los saudíes. Así mismo, el país persa comenzó a financiar a una nueva facción palestina en detrimento de la Jihad Islámica: el movimiento de Al-Sabireen, considerado el “Hezbollah palestino”, más afín al régimen iraní. Al cabo de unos meses, tras reunirse con la dirección de la Jihad Islámica, la Guardia Revolucionaria Iraní (el cuerpo militar que ejecuta las operaciones encubiertas del régimen islámico) acordó continuar financiando al grupo. A cambio, Khaled Mansour, militante considerado pro iraní, fue colocado como líder del brazo armado del grupo (Saraya al-Quds) en Gaza.
El ayatollah Khamenei, líder supremo de Irán (derecha) recibe a Ramadan Shallah, líder de la Jihad Islámica de Palestina (centro). Tehrán, 14 de diciembre de 2016.

El nacionalismo palestino apoya al gobierno

Mientras la relación de la República Árabe Siria con los palestinos islamistas varió a lo largo del conflicto, el resto de facciones, en las que predomina el nacionalismo secular, mantuvieron su apoyo al gobierno de Bashar.
El Frente Popular para la Liberación para la Palestina, que si bien perdió buena parte de su influencia tras la caída del bloque socialista continúa siendo una importante facción palestina, se mostró partidaria del régimen sirio desde el primer momento. Pese a la relación tormentosa que tuvo con el Ba’ath los años siguientes a su constitución, el FPLP había recibido apoyo armamentístico y financiero de Siria e Irán (si bien las relaciones con este último eran más distantes), colaborando así mismo con Hezbollah. Al igual que las organizaciones islamistas tratadas anteriormente, el FPLP mantenía su sede en Damasco. Tras el estallido de la crisis, la organización izquierdista se mantuvo leal al régimen (si bien en sus inicios procuró distanciarse ligeramente, para no ser vista por la opinión pública palestina como un mero títere de Bashar), haciendo suya la tesis según la cual Siria se ve asediada por potencias extranjeras con el objetivo de minar su resistencia. Así, tras el ataque estadounidense contra la base militar siria de Shayrat el 7 de abril de 2017, el FPLP llamó en un documento oficial “a todas las fuerzas árabes a permanecer solidarias con Siria y su pueblo y denunciar la agresión imperialista estadounidense”. Irán, de nuevo, premió la lealtad, y desde 2013 aumentó considerablemente su apoyo financiero y logístico al grupo. Destacar que, una vez más, la resistencia frente a Israel genera alianzas paradójicas, pues una organización con una larga trayectoria marxista como el FPLP recibe el apoyo de la República Islámica de Irán, un régimen fervientemente antimarxista que persigue a la izquierda dentro de sus fronteras.
Manifestación del FPLP en apoyo a Siria, Irán y Hezbollah. El cartel reza ‘gracias a quienes apoyan la resistencia’.
Por otra parte, está la histórica organización Fatah (en árabe, ‘conquista’), cuyas relaciones con el régimen sirio han sido tensas desde hace décadas. En 1983, los militantes de Fatah residentes en Siria, tomaron las sedes de la organización, escindiéndose de ella para formar ‘Fatah – Intifada‘, partidaria de Hafez al-Assad, siendo esta organización quien suplantaría a la Fatah de Arafat en suelo sirio. Tuvo que ser la guerra la que descongelase las relaciones entre Fatah y Damasco. Mahmoud Abbas, actual líder de Fatah y presidente de la Autoridad Nacional Palestina, inició una serie de contactos con el gobierno sirio para tratar cuestiones como la seguridad de los refugiados palestinos en su territorio. Si bien ha mostrado una postura imparcial, llamando al diálogo entre las facciones para resolver la crisis, el gobierno de Bashar ha sido el único actor con el que ha contactado.
Algunas organizaciones armadas, todas ellas nacionalistas seculares y con tintes izquierdistas, han ido más allá, y han demostrado su lealtad al régimen sirio con las armas, participando directamente en la contienda. Es el caso del FPLP-GC y el Ejército por la Liberación de Palestina, que como se expuso más arriba, son meros apéndices de las fuerzas armadas sirias. No obstante, no han sido los únicos. Existen otros grupos como Liwa’ al-Quds (en árabe, “Brigada de Jerusalén”), una milicia pro-gubernamental que constituyó la principal fuerza auxiliar del Ejército Árabe Sirio durante la Batalla de Aleppo (2012-2016), compuesta íntegramente por refugiados palestinos residentes en Siria.
Milicianos de Liwa’ al-Quds. Aleppo, 2016

Siria y Palestina, dos países tradicionalmente unidos, han visto como la devastadora guerra que asoló al primero estuvo a punto de producir el cisma definitivo entre ellos. Sin embargo, el brutal conflicto no hizo más que reafirmar que sus luchas, así como su futuro, están estrechamente relacionados



Publicado originalmente en: Descifrando la Guerra

martes, 21 de noviembre de 2017

Raqqa: nada que celebrar.

El 22 de diciembre de 2016, Aleppo, la ciudad más grande de Siria y motor industrial del país, fue liberada, tras más de cuatro años, de la ocupación y barbarie de grupos de “rebeldes moderados” pertenecientes a distintas facciones de Al Nusra (terroristas cuando actúan en Occidente) y del ISIS, por el Ejército Árabe Sirio (SAA) y sus aliados (Rusia, Hezbollah, Irán y la Brigada palestina Al Quds).
El 5 de septiembre de 2017, el SAA, con el apoyo de Rusia, acabó con el asedio de más de tres años al que mantenían a la ciudad de Deir Ezzor el Daesh y distintas milicias terroristas financiadas por EE.UU. y aliados. Ambas reconquistas han marcado el principio del fin de la presencia del ISIS en Siria, con lo que la victoria final a la intervención occidental – mal llamada por algunos “guerra civil”- se antoja cada vez más cercana.
Imágenes de Aleppo, diciembre 2016. La alegría inundaba las calles y la Navidad se pudo celebrar por primera vez tras largos cuatro años. Imágenes que no recorrieron el mundo.
Estas dos grandes victorias fueron silenciadas por los medios occidentales, cuando no se lamentaron por ellas, llegando incluso a titularlas como “caída ante el régimen sirio”.
No ha sucedido lo mismo con Raqqa, uno de los más importantes bastiones del Estado Islámico, en cuya batalla intervinieron EE.UU. junto con las SDF (conformadas por milicias “rebeldes” y los kurdos sirios del YPG). Medios de todo el mundo dedicaron páginas y reportajes a alabar su “liberación”. Pero, en realidad, no fue una liberación de las garras del terrorismo. La batalla de Raqqa debería pasar a la Historia como una de las mayores masacres a civiles inocentes llevadas a cabo, de nuevo, por el entorno de EE.UU. y la OTAN, con la colaboración necesaria del YPG.
Fue el 2 de marzo de 2013 cuando el Frente Al Nusra invadió la ciudad, situada al norte de Siria, y la capturó en tan solo tres días, convirtiéndose así en la primera ciudad en caer completamente en manos de esta facción terrorista. La ofensiva final para arrebatar la ciudad dio comienzo el 6 de junio de este año cuando las Fuerzas Aéreas de EE.UU, en estrecha cooperación con las SDF/YPG, comenzaron a bombardear Raqqa en la que aún permanecían cautivos más de 200.000 civiles sirios y se dio por finalizada el 17 de octubre de 2017. Ha sido en este periodo de casi cinco meses cuando se han llevado a cabo horribles crímenes de guerra de la mano de la coalición occidental/kurda con el silencio cómplice de los medios occidentales.
Imagen de la coalición SDF formada por las YPG kurdas y distintas facciones terroristas.
Imagen de la coalición SDF formada por las YPG kurdas y distintas facciones terroristas. Foto2.: soldados USA y kurdos en estrecha colaboración.
El objetivo de EE.UU. no ha sido nunca liberar Raqqa del Estado Islámico. Raqqa ha servido de excusa para entorpecer los exitosos avances del SAA y sus aliados a través del territorio ocupado y para trasladar a los terroristas de este bastión, a través de corredores seguros, a Deir Ezzor, que entonces aún sufría el asedio y para reforzarlo. Por parte de las YPG kurdas, su interés inequívoco era anexionar Raqqa, territorio rico en gas y petróleo, a su proyecto del Gran Kurdistán, conformado por territorios que se adentran en Turquía, Iraq y Siria, proyecto que apoya abiertamente Israel, que estaba al tanto de las “negociaciones secretas” entre los norteamericanos y representantes del ISIS en relación a una retirada sin resistencia de los yihadistas para entregar Raqqa a los combatientes kurdos apoyados por Washington y así proclamar este nuevo Estado “independiente”. A su vez, EE.UU., en virtud de su apoyo logístico, armamentístico y económico a las fuerzas kurdas, se aseguraba su presencia permanente, junto a la de Israel, en una zona altamente codiciada por su alto valor petrolífero, geoestratégico y desestabilizador con el que acorralarían a Irán, su próximo objetivo, y se acercarían aún más a Rusia.
Desde primavera, los bombardeos de la coalición occidental, apoyados por la artillería kurda, se incrementaron. Sus objetivos eran claramente civiles (hogares, escuelas) y contra sus infraestructuras (puentes, carreteras, edificios, hospitales, generadores eléctricos) favoreciendo, así, la presencia de ISIS, cortando accesos y rutas que impidieran llegar al Ejército Árabe Sirio y a sus aliados a la ciudad. Cada día, decenas de civiles morían, cada semana se contaban por centenares. La población civil se encontraba, pues, prisionera por la presencia de los yihadistas y por los continuos bombardeos y ataques de los que suponían llegaban en su auxilio. Pero no había llegado lo peor. Los aviones de combate estadounidenses comenzaron a lanzar fósforo blanco (arma química cuyo uso está prohibido y cuyos efectos son profundas, extensas y dolorosas quemaduras que, en ocasiones, llegan hasta el hueso y provocan una muerte cruel) y cohetes MGM-140B, que disparan alrededor de 274 granadas antipersonas, capaces de exterminar a cualquier ser vivo en un radio de 15 metros sobre los barrios residenciales donde se resguardaba la población.
En las imágenes, bomba de fósforo arrojada por la coalición sobre uno de los barrios de Raqqa
Estos ataques sobre la población civil fueron denunciados por activistas en la zona y por la propia agencia de noticias siria SANA. Ante la evidencia, EE.UU. reconoció su uso, pero no por ello dejó de utilizarlo.
A mediados de junio, organismos nada sospechosos de ser pro-sirios, como la ONU, el HRW y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), comenzaron a alertar del enorme número de víctimas asesinadas a manos de la coalición USA/SDF. En dos meses de ataques, habían muerto más civiles que terroristas del DAESH. Durante estos ataques, francotiradores terroristas y de la coalición occidental, han matado incluso a personas que trataban de huir por el Éufrates. Mientras, portavoces kurdos anunciaban la próxima toma de la ciudad y su intención de convertirla en una zona “autónoma” del legítimo Gobierno sirio y su próxima anexión al Kurdistán (Raqqa jamás ha estado dentro de las fronteras del Estado reclamado por los kurdos), por lo que se comenzó a considerar esta matanza de civiles como una verdadera limpieza étnica sobre los habitantes árabes de la ciudad, cifrados en más de 200.000 antes de los ataques.
Éstos vivían obligados a sobrevivir entre los ataques aéreos de la coalición y las minas instaladas por los terroristas que huían de Raqqa hacia otros lugares para seguir luchando contra el SAA, gracias a la ayuda de los corredores seguros que EE.UU. habían abierto para tal fin. Los pocos afortunados que pudieron huir de este terror denunciaban estos ataques intencionados sobre la población civil, incluso cuando había niños jugando en la calle, pero llama poderosamente la atención que ningún medio occidental se hiciera eco de estos crímenes de guerra cuando, en el caso de Aleppo, nos inundaban de imágenes de los falsos ataques que se atribuían a la coalición siria rodados y difundidos por los Cascos Blancos.
Poco a poco, los terroristas huídos y trasladados iban siendo sustituidos por las milicias kurdas mientras la población civil estaba cada vez más mermada. El 17 de octubre se anunció, por fin, la “liberación” de la ciudad y los medios de todo el mundo se hicieron eco. No hubo imágenes, no podía haberlas, de gente inundando las calles de alegría, recibiendo a sus “libertadores” con agradecimiento. Las cifras más optimistas hablan de 25.000 hombres, mujeres y niños muertos en esta última ofensiva desde junio. Las imágenes que dieron la vuelta al mundo mostraron un desierto de cenizas, una ciudad devastada en la que bajo sus escombros aún permanecen cientos de cadáveres, una ciudad borrada del mapa por la barbarie imperialista. No, Raqqa no ha sido liberada, sólo ha pasado de la mano de un grupo terrorista a otra, hasta que no vuelva a pertenecer al Gobierno legítimo de la República Árabe Siria. En Raqqa no hay nada que celebrar.
Imágenes de la devastación de la ciudad de Raqqa.


Publicado originalmente en: queridxs camaradas