viernes, 30 de junio de 2017

6 años de guerra en Siria: Mitos y Verdades. Conferencia con Pablo Sapag y José Antonio Egido.


Conferencia sobre el conflicto de Siria con los profesores Pablo Sapag y José Antonio Egido.

Presentación del Movimiento de Apoyo a Siria (M.A.S.) en Aragón.

Zaragoza 06/04/2017
Aula Magna de la Facultad de Derecho.
194 asistentes.




Siria es el dique contra el caos más sangriento.


Hace una década publiqué un libro, Israel and the Clash of Civilisations, que examinaba el deseo de Israel de balcanizar el Medio Oriente usando métodos que había refinado durante muchas décadas en los territorios palestinos ocupados. El objetivo era desatar el caos en gran parte de la región y desestabilizar a los principales estados enemigos: Irán, Irak, Siria y Líbano.
El libro también tomaba nota de cómo la estrategia de Israel había influido en la agenda neoconservadora de Washington, que halló gracia bajo la Administración de George Bush. La campaña de desestabilización de los neoconservadores comenzó en Irak, con consecuencias que son más que evidentes en la actualidad.
Mi libro se publicó cuando los esfuerzos por parte de Israel y los neoconservadores para mover la campaña de balcanización hacia adelante en Irán, Siria y el Líbano se tambaleaban. Y antes de eso estaba claro que otros actores, como el Dáesh, surgirían del caos. Pero predije -correctamente- que Israel y los neoconservadores continuarían presionando para obtener más desestabilización, apuntando a continuación a Siria con consecuencias desastrosas.
Hoy la visión de Israel de la región es compartida por otros actores clave, entre ellos Arabia Saudí, los Estados del Golfo y Turquía. El escenario actual de la desestabilización, como señalé, es Siria. Pero si tiene éxito, el proceso de balcanización, sin duda, seguirá adelante y se intensificará contra el Líbano e Irán.
Aunque los comentaristas tienden a centrarse en los “monstruos del mal” que dirigen los estados objeto de la destrucción, vale la pena recordar que antes de su desintegración la mayoría eran también oasis de laicidad en una región dominada por ideologías sectarias medievales, como el wahabismo de Arabia Saudí o el judaísmo ortodoxo de Israel.
En Siria Bashar Assad, en Irak Saddam Hussein y Muammar Gadafi en Libia, antes de que sus estados fueran objeto de “intervención”, ellos velaron por sociedades en las que había altos niveles de educación y alfabetización, estados de bienestar bien establecidos y bajos niveles de sectarismo. Estos logros se pasan por alto ahora, logros que grandes sectores de su población apreciaron, más aún cuando fueron destruidos por una intervención exterior.
La balcanización ha sido una poderosa herramienta para aislarlos y debilitarlos, por lo que el proceso puede ampliarse a otros estados desleales. Lo que hemos visto desplegarse en los últimos 15 años es parte de un largo proceso a menudo descrito en Occidente como “guerra contra el terrorismo”, que no está diseñado para “liberar” o “democratizar” estados de Oriente Medio. Si ese fuera el caso, Arabia Saudí habría sido el primer estado objeto de la “intervención”.
Al contrario, la “guerra contra el terrorismo” forma parte de los esfuerzos para desestabilizar violentamente los estados independientes que rechazan la hegemonía de EEUU e Israel en la región, que buscan mantener el control sobre los recursos de la región por parte de Washington en una época de disminución del acceso al petróleo barato.
Aunque es tentador dar prioridad a los derechos humanos como criterio según el cual los individuos deben ser juzgados, por ahora no deben caber muchas dudas de que los conflictos que se desarrollan en el Medio Oriente no son acerca de la promoción de los derechos.
Siria ofrece todas las pistas que necesitamos.
Los agentes que tratan de derrocar a Assad en Siria ya no son grupos de la sociedad civil ni defensores de la democracia. Eran demasiado pequeños en número y demasiado débiles para provocar el cambio o poner en peligro el Gobierno de Assad. En cambio se ha transformado en una guerra de poder.
Una coalición formada por EEUU, Arabia Saudí, los Estados del Golfo, Turquía e Israel explotó los desafíos iniciales al Gobierno sirio: no están allí para ayudar, sino para avanzar en sus propias agendas, en gran parte compartidas. Utilizaron a los grupos yihadistas suníes como Al-Qaeda y Dáesh para promover sus intereses, que dependen de la desintegración del Estado sirio y su sustitución por un vacío que les dará poder mientras se lo quita a sus enemigos en la región.
Arabia Saudí y los Estados del Golfo quieren que Irán y sus aliados chiíes se debiliten. Turquía quiere más libertad contra los grupos disidentes kurdos en Siria y en otros lugares e Israel quiere fomentar las fuerzas del sectarismo en el Medio Oriente para socavar el nacionalismo panárabe, asegurando así que su hegemonía regional sea unívoca.
Los agentes que tratan de estabilizar Siria son el propio Gobierno, Rusia, Irán y Hezbolá. Su cometido es el uso de la fuerza que sea necesaria para repeler a los agentes de la anarquía y restaurar la dominación del Gobierno [elegido por el pueblo].
Existe un claro lado a preferir si el criterio es minimizar no sólo el sufrimiento actual en Siria, sino también el sufrimiento futuro en la región.
Los agentes de la estabilidad quieren reconstruir Siria y fortalecerlo como parte de un bloque chií más amplio. En la práctica su política lograría -incluso si su objetivo no es directamente ese- un equilibrio de fuerzas regional similar al enfrentamiento entre EEUU y Rusia en la Guerra Fría. No es lo ideal, pero es muy preferible a la alternativa política a la que aspiran los agentes de la anarquía [EEUU, Israel, Arabia Saudí, Turquía]. Quieren hacer que implosionen los estados claves de Oriente Medio, como ya ha sucedido en Irak y Libia y se ha logrado parcialmente en Siria.
Sabemos las consecuencias de esta política: derramamiento de sangre sectario masivo, gran desplazamiento interno de la población y creación de olas de refugiados que se dirigen hacia la relativa estabilidad de Europa, incautación y dispersión de los arsenales militares que estimulan aún más la lucha y la inspiración de ideologías reaccionarias como la de Dáesh.
Si Siria cae, no se convertirá en Suiza y tampoco será el fin de la “guerra contra el terrorismo”. A continuación los agentes de la anarquía pasarán a Líbano e Irán extendiendo aún más la muerte y la destrucción.


Publicado originalmente en: la haine

lunes, 19 de junio de 2017

¿Qué pasa en Siria?



Pocos meses después de cambiar de gerente general, Estados Unidos vuelve a bombardear fuera de sus fronteras. Esta vez le tocó a Siria, donde el imperialismo no pudo imponerse mediante sus cipayos a sueldo. Entonces Washington opta por jugar la carta final, que es la intervención directa sobre el territorio.

¿Por qué bombardean?

Estados Unidos atribuye al gobierno sirio el ataque con armas químicas en Idlib, ocurrido el pasado 4 de abril. Es decir, para los yanquis Bashar Al-Assad utilizó armas químicas contra el pueblo sirio y, por lo tanto, Al-Assad es un “dictador” y un “tirano”. Y así hablan todos los medios occidentales, repetidos por los medios de América Latina, para ir colonizando el sentido común por todo el mundo y formar el consenso de que algo hay que hacer en Siria.
Claro, lo que hay que hacer es bombardear. E invadir. No es aceptable que un dictador y un tirano siga oprimiendo al pueblo sirio. Entonces el bombardeo está legitimado y luego también lo estará la invasión posterior.

¿Quién bombardea e invade?

La policía mundial, que es como decir la OTAN hegemonizada por Estados Unidos. Es decir, el imperialismo occidental liderado por Washington. Cuando Occidente “detecta” un “dictador” o un “tirano” en alguna parte fuera de Occidente, activa sus medios de difusión para “denunciar” esa dictadura. Una vez conseguido el consenso, que son las mayorías reproduciendo con indignación la “denuncia” de los medios, Occidente tira sus bombas e invade.
Esto es lo que pasa en Siria: Estados Unidos definió que Bashar Al-Assad es un dictador/tirano, los medios occidentales echaron a rodar la idea y los consumidores de esos medios la compramos. Por lo tanto, Estados Unidos está legitimado para arrojar bombas sobre Siria, destruir a Bashar Al-Assad y llevarles la democracia a los sirios.
Pero hay problemas, muchos problemas.

Lo que no nos cuentan (o nos cuentan mal)

No, la verdad es que Bashar Al-Assad no es ningún dictador ni ejerce la tiranía. Al-Assad fue electo presidente constitucional de Siria con el 88% del voto popular de los sirios. No como Michel Temer, por ejemplo, que gobierna en Brasil sin haber sido votado por nadie y aplicando políticas neoliberales dictadas por Washington. Y tampoco como Mauricio Macri, que a pesar de haber llegado por el voto popular gobierna con mano de hierro, prescinde de los demás poderes y aplica las mismas políticas contra la voluntad de los pueblos, que están tomando las calles. Para Washington, Temer y Macri no son dictadores ni tiranos, ni hay necesidad de caerles como policía mundial para reestablecer la democracia en esos países. Parecida es la opinión de ellos sobre los monarcas de Arabia Saudita que, como sabemos por los medios occidentales, son la democracia por antonomasia y no cometen ningún genocidio en Yemen ni imponen una tiranía sobre sus propios saudíes.
Ironías y sarcasmos aparte, tampoco es válida la excusa de que el ataque con armas químicas en Idlib es obra de Bashar Al-Assad, porque eso no es cierto. Estados Unidos no puede probarlo, pero lanza asimismo los ataques. La misma BBC de Londres ya lo pone en duda. Lo cierto es que las armas químicas han sido destruidas en Siria por el ejército ruso —con supervisión de la ONU— en el año 2013, justamente para evitar que Estados Unidos tuviera la excusa para una invasión al territorio. Lo más probable es que estemos ante un atentado de falsa bandera, perpetrado por Occidente mediante sus fanáticos a sueldo de la oposición siria.

Excusas para invadir, matar y robar

Sea como fuere, la verdad no tardará en aparecer. No hace mucho que el imperialismo occidental liderado por Estados Unidos acusó a Saddam Hussein de poseer armas de destrucción masiva para lanzar un ataque seguido de una invasión a Irak. El resultado fue la captura (2003) y la ejecución de Hussein (2006), y la anexión de Irak como provincia petrolera del imperialismo occidental. Irak dejó de ser un país soberano —o dejó de ser un país a secas y se convirtió en una provincia ocupada— y Saddam Hussein no vivió para contarla porque, dos años después de su ejecución, los yanquis admitieron que en Irak no había armas de destrucción masiva. ¿No es tierno?
Muy tierno e hipócrita. ¿Por qué? Porque Occidente no bombardea ni invade países para llevar ninguna democracia ni para remover dictadores, tiranos o demonios. Lo hace para matar a los pueblos y robar sus riquezas y los recursos. La construcción de la imagen de un “tirano” y un “dictador” es el método de construcción de legitimidad que el imperialismo occidental utiliza. Es su arma de destrucción masiva de cerebros.

¿Y entonces?

Entonces, cuando en América Latina repetimos las zonceras de los medios occidentales, zonceras repetidas por los medios de aquí con un entusiasmo cipayo que da miedo, somos funcionales a los intereses del imperialismo occidental y de las corporaciones que están detrás suyo. Cuando repetimos alegremente que Bashar Al-Assad atacó a su propio pueblo con armas químicas y lo llamamos “dictador” y “tirano”, estamos dando la carta blanca que Estados Unidos necesita para empezar otra guerra y satisfacer la sed de oro de su complejo industrial-militar, además de apropiarse de los recursos naturales ajenos que necesita para seguir dominando el mundo entero.
Ayer fueron Irak y Libia, hoy es Siria y mañana será Venezuela. ¿Y pasado mañana? ¿Qué pasará pasado mañana? ¿Qué va a pasar cuando el águila imperial, habiendo comido hasta la saciedad en esos países, tenga hambre de nuevo? ¿Qué sucederá cuando tenga sed? Vendrá a beber aquí, en el Acuífero Guaraní, una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta que tenemos debajo de nuestros pies y nos pertenece. Cuando eso pase, van a dibujar aquí al “dictador” y un “tirano”, van a perpetrar ataques de falsa bandera y nos van a arrojar sus bombas para pisarnos con sus botas. Y la “opinión pública” en lugares como Siria, Libia, Irak y Venezuela va a aplaudir a rabiar el restablecimiento de la democracia en América Latina. Es que la “opinión pública” es la opinión privada, es el sentido común colonizado por el poder en los países que han sido derrotados.
¿Estamos derrotados ya? Todavía no. Entonces no repitamos ni seamos funcionales al enemigo de los pueblos. La invasión a Siria es una invasión a la dignidad de todos nosotros.


Publicado originalmente en: La batalla cultural

miércoles, 14 de junio de 2017

El incidente químico de Khan Sheikhun.

El pasado 4 de abril de 2017, irrumpió en los medios sociales una avalancha de informaciónes procedente de Khan Sheikhun, un pueblo ubicado entre las gobernaciones sirias de Hama e Idlib, donde se produjo tácitamente un ataque químico que causaría la muerte de al menos 70 personas según reportaron fuentes locales. Tal incidente fue portada de los grandes medios de comunicación y se escribieron incontables páginas al respecto. Incluso los Estados Unidos llevarían a cabo el primer ataque directo contra Siria a raíz de lo que ocurrió en Khan Sheikhun. Sin embargo, casi dos meses despues, nadie ha podido confirmar con claridad qué ocurrió verdaderamente. Este artículo tiene el objetivo de exponer los hechos ocurridos ese día proporcionando una serie de datos e informaciones de acceso público.

Contexto: Situación militar

Khan Sheikhun está bajo control de los insurgentes prácticamente desde el inicio del conflicto en Siria. Durante el 2014 cayó en manos del Frente al-Nusra, conocido actualmente como Hay’at Tahrir al-Sham. A principios de este año fue capturado por Liwa al-Aqsa, sin embargo, el 20 de febrero volvería a estar controlado por Hay’at Tahrir al-Sham después de que los anteriores abandonaran la zona tras un acuerdo de intercambio de cuerpos y prisioneros. Cabe señalar que este grupo, llamado anteriormente Jund al-Aqsa, estuvo supuestamente involucrado en un ataque químico con cloro en la misma región, en las localidades de Maan y Kawkab en la ofensiva de Agosto de 2016.
El 21 de marzo, el grupo yihadista Hay’at Tahrir al-Sham y sus aliados, iniciaron una ofensiva a 20 km al sur de Khan Sheikhun detonando dos suicidas sus vehículos cargados de explosivos, conocidos por sus siglas inglesas VBIED, en los puestos de control del Ejército Árabe Sirio de la ciudad de Souran, en el norte de Hama. En los próximos días, las fuerzas rebeldes lograrían capturar una gran extensión de territorio de Hama obligando a las fuerzas pro-gubernamentales a retirarse al sur.
Las tropas yihadistas, tras capturar Tell al-Sheyha el día 24 de marzo, se posicionaban a 10km de la base área de Hama. Esa sería la posición más cercana a la que se hallarían del estratégico aeropuerto ya que el Ejército Árabe Sirio iniciaría en las próximas horas el contrataque recuperando todo el territorio perdido.
Evolución de la ofensiva rebelde en el norte de Hama hasta el 3 de abril. Fuente: @petolucem
Un día antes del ataque químico, el día 3 de abril, el Ejército sirio no solo controlaba toda la extensión de Hama que las fuerzas yihadistas habían capturado días atrás, sino que se preparaban para una nueva gran ofensiva con el fin asegurar su territorio hasta la frontera de Hama – Idlib, gobernación donde se encuentra el pueblo de Khan Sheikhun que no sugiere por el momento ser un objetivo militar en la ofensiva que lleva a cabo el Ejército sirio.

¿Qué ocurrió el 4 de abril en Khan Sheikhun?

En la mañana de ese martes, redes sociales como Facebook o Twitter se inundaron de informaciones e imágenes de un ataque químico con gas sarín en dicho pueblo, presuntamente perpetrado con 4 misiles lanzados desde dos aviones Sukhoi 22, según dijo el portavoz de la controvertida organización no gubernamental Defensa Civil Siria, también conocidos como ‘Cascos Blancos’.


El mismo militante de los Cascos Blancos informaba que más de 200 personas heridas fueron trasladadas a los hospitales cercanos con diferentes síntomas como dificultad para respirar o segregación de espuma e incluso sangre por la boca. Las imágenes procedentes de Khan Sheikhun mostraban algunos de los síntomas que presentaban las víctimas que incluían convulsiones, espuma en la boca y pupilas que no reaccionaban a la luz.
Después de esos espeluznantes momentos, emergieron varias teorías de lo que ocurrió en Khan Sheikhun esa mañana del 4 de abril de 2017:
  1. Según activistas locales, órganos políticos y los medios de comunicación occidentales, la Fuerza Aérea Siria lanzó armas químicas contra Khan Sheikhun.
  2. Rusia respaldó la idea de que la Fuerza Aérea Siria atacó un almacén de sustancias químicas perteneciente a Hay’at Tahrir al-Sham u otro grupo yihadista.
  3. Para la mayoría de personas que apoyan al gobierno sirio e incluso al presidente de EE.UU. Donald Trump, los rebeldes realizaron un ataque con falsa bandera para alcanzar apoyo internacional en su momento más crítico en el conflicto sirio.
  4. El gobierno sirio comparte la teoría del ataque con falsa bandera, aunque sus portavoces agregan que los poderes occidentales estuvieron involucrados en el suceso en un intento de justificar una intervención militar en Siria.

El momento del ataque

Tal y como hemos escuchado decir al portavoz de los Cascos Blancos y como explican otras fuentes locales y el mismo Pentágono, un avión Sukhoi 22 fue el presunto encargado de llevar a cabo el ataque. Como veremos a continuación, existen discrepancias con respecto a la hora en que los aviones sirios operaron en Khan Sheikhun. Cualquier hora que se mencione a continuación corresponde a la hora local.
El canciller sirio Walid Muallem declaró textualmente que “el primer ataque aéreo realizado por el Ejército sirio ese día [4 abril de 2017] en Khan Sheikhun fue a las 11:30 am” el cual “atacó un depósito de armas pertenecientes al Frente al-Nusra”. Días más tarde, el presidente Bashar al-Assad reafirmaba en una entrevista que a esa hora los aviones sirios lanzaron un ataque contra un almacén del Frente al-Nusra, actualmente conocido como Hay’at Tahrir al-Sham.
Syrian Sentry, una organización que informa en su cuenta de Twitter de los avistamientos de aviones en el cielo de Siria noroccidental y central, informaba a las 6:28 del despegue de un Sukhoi 22 de la base de al-Shayrat, en Homs. Minutos más tarde, a las 6:47 y 6:51 publicarían el avistamiento de aviones Sukhoi 22 sobre Khan Sheikhun.
Supuesta ruta que siguió la aviación siria el día del incidente.
Por otro lado, el Pentágono distribuyó una imagen que mostraba la supuesta trayectoria del vuelo que llevaría a cabo el presunto ataque químico en Khan Sheikhun a las “0337 y 0346 Hora Zulú” o Tiempo Universal Coordinado (UTC), que se convierten a las 6:37 y 6:46 en hora local.
La reacción más antigua relacionada con un ataque aéreo en Khan Sheikhun fue este tweet publicado a las 8:21 am que enlazaba un vídeo publicado en YouTube a las 7:59, según nos confirma un visor de datos de YouTube que muestra varias columnas de humo a causa del presunto ataque.
Hora de subida del video
Es imposible corroborar si el título del vídeo, que especifica que fue un ataque químico, es original o fue modificado, ya que los reportes de un ataque con sustancias químicas no llegarían hasta las 9 de mañana, hora local, cuando medios de comunicación con filiación opositora como Aleppo Media Center o Step News Agency publicaban como noticia de última hora el ataque químico en la localidad. Minutos más tarde se hacían eco los primeros medios occidentales, como AFP.
Por lo que resulta incongruente que el Pentágono y activistas locales estén de acuerdo en afirmar que el ataque químico se perpetrara a las 6:30 am mientras que los medios locales no informaban del incidente hasta las 9:00 am. Tras seis años de conflicto podemos afirmar que es inusual que un suceso de esta o menor envergadura se demore 2 horas en aparecer en los medios sirios u occidentales.

Crónica de un ataque anunciado

El 30 de marzo de 2017, cinco días antes del supuesto ataque químico, se denunció que al-Lataminah, cabecera municipal circundante a Khan Sheikhun, había sufrido un ataque químico que había herido a 70 personas.
Este ataque químico, completamente desconocido para el gran público, ocurrió en la misma región y tuvo aproximadamente el mismo número de víctimas que el supuesto ataque de Khan Sheikhun.
El 3 de abril de 2017, un periodista del medio Orient TV publicaba el siguiente tweet: «Mañana lanzaremos una campaña mediática para cubrir los ataques aéreos de Hama incluyendo el uso de armas químicas».
El 3 de abril a las 21:31 de la noche (de nuevo, el día anterior del supuesto ataque químico) en la cuenta de Twitter de los Cascos Blancos en Idlib publicaban el siguiente tweet: «Más de 20 casos de asfixia entre civiles, como resultado del bombardeo con unos barriles que contenían gas cloro en Khan Sheikhun». El tuit iría acompañado con una de las icónicas fotografías del supuesto ataque químico del 4 de abril.
Supuestas víctimas del ataque.
Esta fotografía apareció en múltiples artículos posteriores como supuesta prueba de las atrocidades ocurridas en Khan Sheikhun el día cuatro. Por lo tanto, hay constataciones de que antes del supuesto atentado de Khan Sheikhun:
  1. Se denunciara un ataque químico similar en la misma gobernación y con la misma cifra de heridos.
  2. Un periodista avisó de una campaña mediática para cubrir el uso de armas químicas.
  3. Se publicaron fotografías alegando ataque con cloro en Khan Sheikhun.
Con estos precedentes no podemos más que hablar de una situación de déjà vu, de haber pasado con anterioridad por una serie de preparativos para orquestar una masacre.

El lugar del ataque

Lugar exacto del ataque.

Estas imágenes extraídas del vídeo de Hadi Alabdallah y las imágenes publicadas por distintas agencias de noticias y por activistas del lugar donde presuntamente impactó un misil con substancias químicas fueron suficientes para que el portal de investigación ciudadana de código abierto, Bellingcat, ubicara en el mapa el cráter y realizara un análisis de su geolocalización.
Si bien la ubicación del cráter se encuentra en el interior del pueblo, el lugar del presunto impacto no se corresponde con la panorámica del vídeo mencionado anteriormente que presentaban como el instante del ataque químico y que concordaba con la hora de los avistamientos de los aviones Sukhoi 22.
Geolocalización del cráter
Por último, señalando que no se conoce la precisión del mapa ofrecido por el Pentágono, la trayectoria del avión al que se le atribuye el ataque no coincide con el lugar donde se encuentra el cráter que divulgan los medios como el emplazamiento del impacto del misil.
Geolocalización del vuelo.
Tal y como hemos comentado, los primeros reportes del ataque químico llegaron a partir de las 9:00 am hora local en forma de terribles fotografías y vídeos que mostraban a médicos o voluntarios asistiendo a las víctimas afectadas. Estas imágenes tampoco nos ayudan a ubicar el lugar del ataque porque éstas no se tomaron en el propio lugar, si no en hospitales y clínicas, algunos a más de 50 km del supuesto lugar del ataque.
Desconocemos los motivos por los que no hay imágenes de las decenas de víctimas socorridas en la zona cero del ataque. Lo que nos acontece es que vídeos como este que se grabó en un hospital-cueva de los Cascos Blancos, en las afueras de Khan Sheikhun, tampoco ayudan a indicar de ninguna manera dónde se produjo realmente el incidente químico.
En definitiva, como en el caso de la hora del ataque, la localización del presunto incidente químico tampoco está definido ya que encontramos discordancia entre la ubicación del cráter mostrado por los periodistas y activistas anti-gubernamentales, las imágenes del momento del supuesto ataque aéreo y el mapa del mismo Pentágono que especifica la trayectoria del avión que habría atacado Khan Sheikhun. Las imágenes de la masacre presentadas como evidencias, por los medios, tampoco contribuyen a dar a conocer el lugar del incidente.

Nadie habla de los antecedentes

El incidente de Khan Sheikhun no es un caso aislado en Siria ya que durante la crisis se han llevado a cabo otros ataques químicos. En 2013, hubo otros ataques devastadores con los que, de una manera muy similar al ataque del pasado abril, el gobierno de Obama intentó justificar un ataque directo contra el gobierno de Assad.
Antes de que la ONU declarara en septiembre de 2013 que el gobierno sirio ya no poseía armas químicas, Carla del Ponte, miembro de la comisión de investigación de las Naciones Unidas, dijo tras varias investigaciones que los rebeldes habían utilizado gas sarín durante el conflicto, aunque después la ONU no profundizara más en el uso de este. A pesar de las evidencias, Estados Unidos no solo siguió apoyando a los rebeldes sirios si no que aumentó su ayuda a los grupos armados insurgentes.
El hecho es que mientras el gobierno sirio había entregado su arsenal químico, los grupos armados que participan en el conflicto sirio habían adquirido y utilizado impunemente armas químicas. El 9 de julio de 2014, apenas unas semanas después de la entrega del Ejército Sirio, The Guardian informó que el Estado Islámico había capturado una instalación de armas químicas iraquíes al noroeste de Bagdad. La investigación llevó también a especular que ISIS y otros grupos rebeldes habrían sido capaces de acceder a armas químicas almacenadas por Muammar Gaddafi, en Libia. De hecho, en noviembre de 2016, The New York Times reconoció que ISIS había utilizado armas químicas al menos 52 veces en Siria e Irak.
Pero el Estado Islámico no sería el único grupo con posesión de sarín y otras municiones químicas en Siria. Si revisamos las hemerotecas, encontramos muchas noticias que relacionan a los grupos armados insurgentes con arsenales químicos. Por ejemplo, en mayo de 2013, varios medios informaban que en Turquía habían detenido a doce rebeldes pertenecientes a Ahrar al-Sham y el Frente al-Nusra, que pretendían trasladar el gas sarín a Siria. Un año después, la ONU reconocía que unos cilindros abandonados que capturó el Ejército sirio en una zona de Alepo controlada por los grupos rebeldes contenían sarín. El 8 de abril de 2016,funcionarios kurdos afirmaban que el grupo Jaysh al-Islam utilizó armas químicas contra el barrio de Sheikh Maqsoud, en Alepo, en ataques que causarían la muerte de más de 100 civiles. De cualquier modo, una vez las tropas sirias tomaron el control por completo de ciudad de Alepo, fuerondescubiertos talleres y arsenales de sustancias químicas en varios distritos que habían controlado los grupos rebeldes desde 2012.
Lo cierto es que todos estos hechos que relacionan a los grupos rebeldes con el uso de armas químicas, a pesar de ser sucesos e informes verídicos y acreditados, están ausentes en gran medida en las resoluciones y análisis que han realizado varios organismos políticos y medios de comunicación de lo que ocurrió el 4 de abril en Khan Sheikhun.

¿Podemos encontrar una conclusión?

El análisis realizado en este artículo solamente prueba que los datos y evidencias facilitados en los que se han basado los organismos políticos de Occidente para culpar al gobierno sirio son completamente contradictorios y faltos de rigor y consistencia;
  1. No encontramos un motivo específico por el que el Ejército sirio viera como objetivo militar el pueblo de Khan Sheikhun cuando, a 20 kilómetros al sur, las defensas rebeldes colapsaban mientras lastropas sirias seguían avanzando hacia el norte.
  2. Es inusual que los medios locales informaran del ataque tras más de 2 horas de silencio desde que se realizara la incursión área que se llevaría a cabo a las 6:30 am tal y como afirman activistaslocales y el gobierno de Estados Unidos.
  3. Es bastante confuso el hecho que días y horas antes se publicaran noticias de ataques químicos parecidos en la misma región las cuales ilustraban con fotos que aparecerían en las publicacionesdel ataque de Khan Sheikhun del día cuatro.
  4. Encontramos también discordancia a la hora de localizar el lugar del ataque; la ubicación del cráter no corresponde con el enclave del supuesto ataque aéreo. El material facilitado por el Pentágono y las imágenes posteriores al ataque tampoco contribuyen para conocer cuál fue el emplazamiento exacto del incidente.
  5. El historial del uso de armamento químico durante la contienda no sugiere que el responsable del ataque de Khan Sheikhun sea el Ejército sirio ya que mientras las Naciones Unidas han ratificadovarias veces el desarme químico del gobierno sirio, han sido frecuentes las noticias de la interceptación y utilización de substancias químicas por parte de los grupos insurgentes.
Por consiguiente, tras analizar todos los datos e informaciones de acceso público sobre el incidente químico, solamente podemos llegar a una conclusión lícita. No se puede otorgar la responsabilidad del ataque químico a ningún bando del conflicto sirio sin una investigación objetiva y sobre el terreno. No obstante, parece que este incidente se convertirá en un nuevo capítulo de la guerra en Siria y se cerrará sin conocer quién fue el verdadero responsable de esta masacre que ha servido para comprobar los choques de intereses entre los distintos bandos.

Publicado originalmente en: Descifrando la Guerra

La historia del niño sirio herido que convirtieron en propaganda.

En agosto de 2016, diversos medios de comunicación difundieron imágenes de Omran Daqneesh, un niño de tres años herido durante las hostilidades en Alepo oriental. La prensa occidental aseguró que el menor fue víctima de la operación de las tropas gubernamentales sirias y rusas para liberar esa ciudad de los militantes del grupo terrorista Estado Islámico. Además, se viralizó un video en el que los voluntarios de la organización Cascos Blancos supuestamente sacan al chico de los escombros de un edificio.
Casi un año después, un equipo de la televisora Ruptly encontró a la familia Daqneesh, que regresó a Alepo e intenta retomara su rutina, algo posible gracias a la llegada de las tropas de Bashar al Assad.
Mohammad, el padre del menor, explicó lo sucedido en realidad en agosto pasado: nadie intentaba ayudar, sino que utilizaron a su hijo para grabar un video propagandístico.

“Lo filmaron para su propaganda”

Así fue filmado Omran Daqneesh, un niño sirio de solo tres años utilizado para hacer propaganda contra las fuerzas sirias y rusas. Foto: Captura de pantalla/ Youtube.
“Soy Mohammad Kheir Daqneesh, padre del pequeño Omran. Aquí, en el este de Alepo, hubo mucha confusión con los militantes de la oposición y su propaganda. Gracias a Dios, el niño está bien, solo sufrió lesiones menores pero, muchas veces, en sus medios los militantes declararon que había muerto. Más tarde, empezaron a difundir que estaba vivo”, ha contado a Ruptly.
Este hombre recuerda que, en el momento del ataque, se encontraba en casa con su familia. Después, sin hacer caso de sus heridas, el hombre trató de rescatar a sus parientes y los Cascos Blancos solo observaron y grabaron a su hijo herido. “Mientras estaba ocupado salvando a mi familia”, esas personas filmaron “cómo escapaban de los escombros para emplear esas imágenes en su propaganda”, ha relatado.
“Nunca tuvo nada que ver con sus organizaciones ni recibió su llamada ayuda humanitaria”, añadió en referencia a los Cascos Blancos. “Los insurgentes aprovecharon la oportunidad para filmar a Omran cuando yo estaba en casa. Salí y pregunté: ‘¿Dónde están mis hijos?’ Me respondieron que estaban en un hospital, pero a Omran solo le llevaron para tomar fotografías y videos”, ha precisado Mohammad Kheir Daqneesh.

El lado oscuro de los Cascos Blancos

La familia Daqneesh durante una entrevista para la televisión. Foto: @KinanaAllouchePage/ Facebook.
La organización de los Cascos Blancos, que luego adoptó el nombre de Defensa Civil Siria, fue creada a finales de 2012 y principios de 2013 por James Le Mesurier, exoficial del Ejército británico, que empezó a entrenar a los primeros ‘defensores civiles’ en Turquía.
Actúan en los territorios controladas por la oposición armada, sobre todo el Frente Al Nusra, vinculado con Al Qaeda.
Afirman que “salvan a personas de ambos bandos” pero, al parecer, esto no beneficia a quienes son leales al Gobierno sirio.
Los Cascos Blancos reciben donaciones millonarias de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) —asegura haberles asistido con más de 23 millones de dólares—, así como de países como Reino Unido, Dinamarca y Japón y de organizaciones vinculadas al magnate George Soros. Al mismo tiempo, se trata de una de las principales fuentes de acusaciones de todo tipo contra Rusia, incluidas matanzas de niños en bombardeos.

En video, el niño sirio que se convirtió en un símbolo.



Publicado originalmente en: diario octubre